- Comprar o vender artículos de segunda mano ya no es la norma solo de los muy austeros. Las marcas y los minoristas están descubriendo que el reCommerce crea una moneda social de alto valor junto con mayores márgenes de ganancia y nuevas oportunidades de crecimiento.
- Con el aumento de esta tendencia, los retailers tiene la oportunidad de construir valor de la marca promoviendo operaciones más sostenibles.
El reCommerce es la práctica de comprar y vender bienes usados o de segunda mano. Esto se basa en la idea de “comercio inverso” y “comercio repetido” donde las empresas y las personas pueden beneficiarse de los bienes de propiedad anterior en lugar de permitir que terminen en un basurero. Cumple con los tres elementos de la famosa trifecta “Reducir – Reutilizar – Reciclar“.
En esta tendencia Zara anunció su incursión recientemente. Con una prueba piloto en Reino Unido, a través de la plataforma Zara Pre-Owned, con la que pretende ofrecer la opción de revender una prenda de Zara, repararla o donar prendas usadas de cualquier temporada a Cruz Roja. Esta iniciativa se enmarca en los pasos que Inditex, su matriz, está dando en materia de sostenibilidad.
Ahora la moda rápida ingresa a un nuevo mercado, el mercado de segunda mano, que actualmente se encuentra en una edad dorada en muchos países. Las cifras sobre el consumo de reCommerce, presentaban ya un auge en 2019 y 2020 antes de la COVID, y ni siquiera la pandemia ha sido óbice para que siga creciendo el consumo de ropa de segunda mano, una tendencia que además de ser una respuesta al “fast fashion” también gana enteros por la crisis y la inflación.
Para muchos consumidores, las compras de segunda mano también son un entretenimiento. Disfrutan buscando ropa y buscando gangas. Esto es especialmente cierto para los compradores más jóvenes, quienes parecen encontrar las compras como un pasatiempo con un elemento de juego. De hecho, el informe de ThredUp afirma que el 62 por ciento de los consumidores Millennials y de la Generación Z buscan productos de segunda mano en lugar de nuevos.
En este caso, el componente lúdico se combina con otros valores que están en auge entre los adolescentes: la autenticidad o la búsqueda de un estilo propio. Y, también en este contexto, para algunos colaboradores la nostalgia aparece como un factor ligado a los bienes de segunda mano.
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