En ocasiones digerir el éxito puede ser más complicado que aceptar el fracaso. Cuando alguien inicia un proyecto nuevo está lleno de ilusiones, de ideas, de metas por alcanzar a medio o largo plazo. ¿Pero qué pasa cuando las alcanzas? ¿Es fácil sobrevivir en la cima, en tu cima? Habitualmente en pequeñas y medianas empresas es relativamente sencillo creer que has alcanzado tu techo personal y profesional, te contrataron, te encargaron una tarea concreta, te has empeñado en conseguirla y ya la tienes….¿y ahora qué?
A veces tenemos la sensación de que cuando hacemos bien nuestro trabajo tienen que llegar retos mayores, ascensos, aumentos de sueldo, etc., y si esto no sucede podemos caer en el error de pensar que el ciclo se ha terminado. No creo que todo en la vida tenga un fin de ciclo porque sí, los ciclos se terminan cuando se termina la ilusión. Pasamos la mayor parte de nuestro tiempo trabajando y por eso la motivación laboral debe ser un eje fundamental en nuestra vida. Es ahí donde uno tiene que trabajar, cuando cree que ha alcanzado el éxito, si vienen nuevos retos mucho mejor, pero si lo siguiente es mantenerse, ilusiónate con eso
. En general, nos gusta alcanzar lo que parece inalcanzable y seguir consiguiendo lo conseguido lo asemejamos a una rutina aburrida. Ese es el peligro que nos acerca a la desmotivación, por eso cuando hayas llegado, piensa en volver a llegar una y otra vez, crece, mejóralo, repite la frase de mi idolatrado Luis Aragonés, “ganar, ganar, ganar y volver a ganar, y ganar y ganar y ganar volver a ganar”….. La ilusión y la ambición no termina con una victoria, la victoria es el principio de muchas otras batallas de tu día a día. Gabriel García Márquez decía: ”El éxito no se lo deseo a nadie”, pues yo sí, que tengas éxito y lo vuelvas a tener mañana, vuelve a ilusionarte cada día.