Hace poco hacía maravillas con el presupuesto de un evento fuera de México. Mi cliente, poco a poco había reducido el presupuesto desde el inicio. El concepto se mantenía vigente, pero había que hacerlo con el poco dinero que había. Los eventos fuera de México incrementan mucho en costos y más si los invitados viajan de sus países de origen al país del evento sede.
Más artículos de Paco Santamaría:
Clasesitas de imagen pública y administración de contenido por Obama y Francisco,
Los eventos de client service: Las convenciones
Ojo, mucho ojo, uno de los departamentos que tendrá más incremento será la transportación. Y con esto me refiero a los aviones, pero también a los taxis para transportar a todos los invitados dentro de las actividades diseñadas, por ello, es importante no diseñar tantas actividades fuera del hotel donde duermen todos, porque cada salida implica dinero para transportar a todos los participantes.
Nuestro caso se había complicado, había mucha química con el cliente y mi equipo estaba muy motivado, pero había pocos recursos. Llegamos al momento en el presupuesto de analizar si producíamos o no una video memoria, y entramos en cuenta que ya quedaba poco dinero, ¿Cómo resolverlo? ¿De qué manera?.
Muchas veces la creatividad surge del hambre y la necesidad, así que se me ocurrió sembrar cinco cámaras portátiles HD –blogger- entre algunos participantes para que fungieran como camarógrafos captando los momentos más importantes de la convención y bautizarlos en público como VideoMakers. Llevé conmigo a un editor de casa que seleccionaría las imágenes de los camarógrafos y participantes para ir editando un video que documentara las experiencias más importantes del evento en un video presentado como un cierre emotivo de los tres días de la convención.
Al final, esta decisión fue más atinada que contratar una productora con gastos elevados para dirigir y producir un video que se viera impersonal, ¿Cuál fue el resultado? Un video amateur muy cercano, integrador, emotivo y con un impacto muy fuerte. Los camarógrafos y participantes se sintieron integrados en un roll muy importante y a mi cliente, al terminar de ver el video producido y dirigido por su propia gente como resultado del trabajo en equipo, se le asomó una lágrima en la mejilla.
Eso es lo que busco todos los días: clientes contentos con mi trabajo, para mi es el mejor alimento y el mejor pago. Si le sacas una lágrima a tu cliente –de felicidad– todo va por buen camino y cada esfuerzo valió la pena.