Insertos en la vida paralela y paradójica de las redes sociales virtuales, hemos adoptado conductas que en los planos de la realidad física no ocurrían. Hace un par de meses a lo mucho, se estrenó la película HER, una versión normcore de los hechos que acontecen entre los múltiples planos en los que interactuamos, la obra muestra de manera poética, la relación entre la realidad artificial y la asistencia de los sistemas cibernéticos en planos que sustituyen las expresiones humanas.
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En resumen, la película fija una postura filosófica sobre la existencia del hombre en la abundancia de la nada, permite ver al ser humano como víctima de sus propios avances, como un ratón del laboratorio de sus últimas tecnologías, expone una versión mecánico-cibernética donde no existen dicotomías, donde todo fluctúa entre los matices.
Existen libros y películas previas, de hecho el futuro o nuestra vida en él, es un tema fértil para la concepción de hipótesis, de mis autores preferidos está Isaac Asimov, Adolf Huxley y Suzanne Collins.
Deseo compartir algunas de las conductas que han cambiado con la utilización de dispositivos, pantallas y tecnologías computacionales.
1. Se acentúa la soledad: pareciera que las tecnologías estimulan la comunicación, pero al mismo tiempo generan “modo bulto” o “modo en otro lugar”, lo que por una parte representa un avance y por otro un retroceso en las relaciones humanas.
2. Esquizofrenia tic-tac: enviado un mensaje, publicado un contenido, deseamos la repuesta en automático, hemos llegado al filo de la incertidumbre, al desquicio de la prisa, este patrón también se presenta en algunas conductas de compra, en los concursos y descuentos, el tiempo es un tesoro que ahora sabe a prozac.
3. Mendigamos hasta el ridículo: me regala un like para la foto de mi sobrina que es candidata a reina, ingresa a mi pagina y contesta unas preguntas, sube una foto o video con tu novia para ganar un viaje a la playa, pedimos, bueno unos exigen, pero el hecho es que nos hemos convertido en limosneros, coleccionistas insabibles de bienes tan efímeros que luego de unos minutos quedan sepultados por el nuevo contenido.
4. No existe público y privado: quedo disuelta aquella línea que divide lo público y lo privado, se generó entonces una tercera vía que propone reducir la privacidad según los deseos de cada persona, pues nadie nos obliga a exponer o utilizar las tecnologías.
5. Exceso de opinión o libertad de expresión: todos sabemos de todo, somos conocedores, críticos y comentaristas, ilustramos por medio de nuestra expresión virtual, aunque en los planos físicos autolimitemos nuestra participación.
Lo anterior cambia la perspectiva con la que se debe ver, comprender y atender al consumidor, sus conductas revelan exigencia, rapidez, orgullo y ese gesto de pubertad que se tienen al ser novato en la adopción de formas de vida.
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