Romper una marca es romper algo del prestigio del otro, y en esta ocasión también dejar marca es hacer producto, quedarse en la memoria del cliente a través de la compra. Messi ya es un muñeco, que busca quedarse por siempre en la colección del consumidor, del fanático; pero enfrente tiene la infraestructura de San Maradona.
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Cuando se llega a la Argentina todo el país conoce a Maradona. En las calles se venden estampas, muñecos, camisetas, bebidas, alimentos, gorras y hasta fe; pues existe una religión y un santuario dedicado a Maradona. La gente ha sabido aprovechar la imagen del 10 argentino para hacer mercadotecnia directa y con estrategias BTL como el Trade marketing, ir alimentando el canal de modo que cada vez se logre una mayor influencia del producto con el distribuidor.
El caso de Messi comienza a construir un santo, todo depende del arraigo que todavía no logra con la selección argentina de fútbol.
Pero Messi está empeñado en dejar de ser visto como un producto ajeno y extranjero, como si fuera algo “catalán”. Sin embargo, Maradona le lleva la delantera en cancha como en ventas, pues desde 1981 salió a la venta un muñeco suyo, después apareció un nuevo modelo del muñeco Maradona como Director técnico.
