¿Cómo vamos a resolver un problema si no creemos que se pueda resolver? Tener nuestra mente definida de modo tal que verdaderamente creamos que todo problema tiene solución no es trivial ni tampoco se trata de un estado poético de nuestro ser.
Quizá mi planteamiento favorito de este principio es el que hace Josh Linkner en su libro Hacking Innovation donde lo plantea en lenguaje de hackers como que “toda barrera puede ser penetrada”, esta forma de plantearlo nos permite tener claridad sobre una parte básica de saber que cualquier problema tiene solución: primero hay que encontrar la barrera.
Quizá sea imposible que la gente aprenda a respirar bajo del agua, pero eso no significa que no podría haber civilizaciones humanas submarinas. El problema a resolver no es la respiración, sino la subsistencia; es así como funciona este principio. Muy cercano a la creatividad, lo que buscamos es hacernos la pregunta correcta, porque la pregunta correcta nos va a dirigir hacia el problema a resolver y ese problema sí tiene al menos una solución.
La otra componente principal dentro de este principio es la curiosidad, el buscar alrededor de esa barrera y recorrerla una y otra vez hasta entenderla y darnos cuenta de que puede ser penetrada. Y aceptar que habrá emoción y riesgo en el camino, pero que no hay una barrera que no se haya puesto para ser rota.
De este modo, podemos entonces entender este principio de una forma distinta y educarnos para actuar así y preparar nuestra mente para ser innovadores. El problema no es el obstáculo, sino lo que se quiere lograr. El problema no es que no tengamos branquias, el problema es que queremos poder vivir rodeados completamente de agua.
De modo que entender que todo problema tiene solución requiere que nos enfoquemos en ver los problemas y no las complicaciones, que nos eduquemos a preguntarnos qué queremos lograr y no qué nos impide lograrlo. Esto nos va a ayudar a pensar más allá de los obstáculos y retar la forma en que las cosas están hechas a nuestro alrededor. Así, poder dar una solución a un problema rodeado de complejidades que parecen insalvables, a partir de solucionar problemas y no de evitar dificultades.
Y, especialmente, entender que si algo es un problema es porque tiene una solución y que las restricciones que nos rodean están hechas para retarse, para caminar al límite y encontrar la mejor solución a ese problema. Conscientes de que hay otra mejor.
¿Tú te concentras en los obstáculos o en los problemas? ¿Sabes qué retos tienes que resolver o sólo sabes qué complicaciones te traen? ¿Te atreves a caminar por el límite de las dificultades?