El bueno, el malo y el feo

Omar Rangel / Posadas

Seguramente en la escuela te enseñaron que existen distintos tipos de liderazgo: autocrático, democrático, Laissez-Faire , entre otros. En Internet hay un sinfín de información sobre cada estilo si es que quieres ahondar más en el tema; en algunos sitios verás que hay cinco estilos, en otros quizá diez y en otros tantos incluso más. No te mortifiques, algunos estilos son muy parecidos…

Pero como dice la frase popular: del dicho al hecho hay mucho trecho ; una cosa es lo que diga la teoría respecto a los estilos de liderazgo y otra lo que pasa en la vida real. No se trata de qué estilo es mejor ya que cada uno ofrece bondades diferentes.

Dejando de lado la teoría, en el campo laboral se trata de adaptarse al contexto, pero es aquí donde la puerca tuerce el rabo , puesto que no todas las personas son capaces de adaptarse a las situaciones. Algunos son muy rígidos costándoles horrores ver más allá de lo evidente, cegados por el ego y la autoridad que tienen; otros como Poncio Pilatos se lavan las manos aventando la responsabilidad a otras personas…

 

Unos fregones con diferente objetivo

Omar Rangel

¿Conoces a estos individuos? Cada uno muy reconocido no solo en el medio en el que se desenvolvían, ¡sino a nivel mundial !, trascendieron por algo en particular que su popularidad se elevó estratosféricamente.

Quizá el más cuestionable sea Adolf Hitler por ser la cabeza del tercer Reich , responsable de las atrocidades cometidas contra la humanidad. Sí, es cierto, no es plausible esta aberración; no obstante, hablando específicamente sobre su estilo de liderazgo y cómo ejercía su autoridad es digno de admirarse e incluso estudiarse: don de palabra, control de masas, uso del poder con un fin claro, entre otras cualidades.

Caso contrario: probablemente a Juan Pablo II se le tiene en alto concepto por lo que hizo; sin embargo, hay aspectos que tanto de él como de Hitler desconocemos al no trabajar con ellos de primera mano. Quién sabe, igual Juan Pablo tenía cara de no matar ni una mosca aunque con su gente pudo ser más estricto que el propio Hitler.

 

En tu casa

A lo mejor tú, amigo lector, no tienes el mismo puesto que alguno de los íconos ilustrados en el punto anterior; tal vez no estás al mando de millas de personas como Hitler, solo tienes a una, dos, cinco o diez personas a tu mando: no importa, el liderazgo se va puliendo poco a poco.

¿Cómo puedes moldearlo? A través de cursos, acompañamiento de un mentor, e incluso de la forma más bronca posible que es a la mala, con experiencias.

Hagas lo que hagas, siempre serás criticado porque hiciste, porque no hiciste, por esto, por aquello … ¡Nunca tendrás contentos a todos! Te podrán ver algunos como el bueno, otros como el malo y unos tantos más como el feo … Pero en el business lo importante son los resultados y si tú eres la cabeza de la empresa o de tu departamento, es a ti a quien pedirán cuentas, no a los obreros.

 

Anécdota y nos vamos

Hace un par de años me jalaron a un equipo de trabajo, empecé desde abajo. Mi jefa de ese entonces fue quien me enseñó gran parte de lo que ahora sé. Me enseñó cómo era la movida en esa organización además de tener en alto el concepto de la responsabilidad y sujeción ante las autoridades: hay un tiempo para que abras la boca y te expresa, y otro donde la tienes que cerrar y hacer lo que te mandan porque así es la cadena de mando.

Con el paso de los años fui haciéndome de una reputación por mi forma de trabajar y aunque no era el jefe, los compañeros me llegaban a ver como una autoridad moral. El jefe muchas veces me buscaba para pedir mi opinión o me dejaba al frente cuando él no estaba.

Para no hacer la historia larga, hoy por hoy soy la cabeza. Además de tener a mi equipo de trabajo, los cuales me responden directamente, estoy al mando de más de 50 personas. En mi caso particular mi liderazgo fue forjado a prueba y error, con fallas y llamadas de atención.

Estas experiencias me urdieron para saber cuándo ser dócil con mi equipo y cuándo apretar la correa poniendo mano dura. Para algunos soy un gacho, necio o un dictador … es el precio a pagar por determinado puesto.

Permíteme hacerte una pregunta: ¿eres inteligente y te adaptas a la situación o consideras que cambiar tu forma de ser, o modificar tu liderazgo, es no tener firmes tus creencias?

Si tienes gente a tu mando … ¡Suerte esta semana!

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