Las tiendas departamentales, de conveniencia, restaurantes y farmacias, desde hace cerca de una década han emprendido la tarea hacer investigación de consumo por medio de los tickets de compra.
En dichos análisis, investigan la cantidad de clientes por día y horas, revisan los productos que adquieren, así como la cantidad de los mismos, miden a sus dependientes, cajeros y asesores de ventas, evalúan las promociones realizadas, así como los picos y caídas que se suscitan en el negocio, de tal suerte que se optimizan los stocks, al tiempo que se generan mejoras en los canales de distribución.
Para el consumidor, los tickets representan un comprobante de la transacción económica realizada, así como un documento con el que se ostenta la pertenencia de mercancías o servicios. Es con estos papeles que muchos clientes se enteran de los errores tecnológicos o los humanos al cargar doble algunos productos.
Por otro lado, el ticket funge como el sistema de canje para realizar cambios o devoluciones, para solicitar otros pases, tarjetas, boletos, pulseras o accesos. En pocas palabras, es la abstracción de lo adquirido, es por ello que los recibos se suelen emplear para empatar algunas dinámicas promocionales.
Hablando de “promos”, tengo que confesar que es una forma muy económica de entablar interacción con los clientes, sin embargo, debe cuidar no caer en la papelera que por ejemplo sucede en los cines, en donde por cada compra de boletos, terminas recibiendo por lo menos 4 tickets adicionales con descuentos de acceso y de dulcería.
En tiendas como Liverpool, el ticket revela los puntos o dinero electrónico que se guarda en la tarjeta-monedero que se les obsequia a los clientes, mismo que se activa cuando existen promociones como las Ventas Nocturnas.
Tocando el tema de la facturación, los tickets albergan los datos para tramitarla, o en algunos casos cuando la empresa cuenta con sistemas digitales, se emite de manera inmediata la factura.
No me quiero despedir sin antes compartirles una “triste historia”, en diciembre compré algunas cosas en LOB, me dijeron que podía facturar en su sitio web, confiado me lleve un par de tickets, los cuales batallé como no tienen idea para lograrlo. Estaba a últimos del año y lo que hice fue mandar un mail al centro de atención, el cual me atendió de manera muy eficiente.
Por otra parte, en enero fui víctima de las rebajas en Aguscalientes, en muchas tiendas las filas eran infinitas. Pagando en Pull&Bear, dije que quería factura, no fue realizada tal vez por la cantidad de personas o el descuido del cajero. Pensé que podría hacer la factura desde su portal, la sorpresa es que no. Si la compra es en tienda, se tiene que realizar ahí mismo, si es online, se ingresa con la clave de usuario y listo. Lo triste es que en Zacatecas no contamos con esta tienda, por lo que mandé un mail, el caso no fue tan exitoso como con LOB. El hecho se resume a repuestas prediseñadas, hasta que dimitieron. Lo triste es que no tengo factura, lo afortunado es que tendré que regresar.
La moraleja es que cuando sus políticas de facturación son tan restrictivas o han cambiado, lo mínimo que de debe hacer es compartirlas con los clientes, así evitará personas como yo, con un tremendo enojo y decepción.
Los tickets son una herramienta mercadológica, que como he explicado sirven para investigación, respaldo de los clientes y como un mecanismo promocional. La idea es apoyarse de expertos para cada rubro, no comenta ese error tan usual que con la intensión de explotar una herramienta, termina convirtiéndola en su propio verdugo.