Tener trabajo es una de las dichas más grandes de una persona por varias razones: obtenemos dinero (que sirve para muchas cosas que se quieren en esta vida), alcanzamos la autorrealización o incluso recibimos la mera satisfacción de ayudar a otros a través de nuestros conocimientos y acciones.
Pero si el trabajo es una dicha, ¿por qué nos quejamos constantemente de él? ¿Por qué nos pesa tanto cada inicio de semana?
La resignación es la excusa perfecta que justifica casi todo lo que hacemos que no nos gusta. ¿A cuántas personas conoces que no les gusta su trabajo, pero están ahí porque «no hay de otra» o porque «es lo que hay»? No disfrutan lo que hacen, no les gusta el ambiente, no les agradan sus compañeros, expresan pestes de sus jefes; sin embargo, con todo y eso siguen ahí en lugar de renunciar porque es más fácil quejarse y resignarse que tomar acciones al respecto.
Casos comunes
¡Hay paradigmas que cuestan un triunfo modificar respecto al mundo laboral! Una buena cantidad de personas viven con temores muchas veces injustificados pensando que podrían perder su empleo si hacen algo fuera del molde establecido en la cultura organizacional.
Un ejemplo muy típico: algunos salen más tarde de su hora estipulada porque «qué van a pensar si me salgo a las 18:00 h, mejor me espero unos 10 o 15 minutitos más para no verme mal». Habrá excepciones donde tendrás que salir un poco más tarde, pero no diario. Nadie corre a una persona por cumplir con sus horarios estipulados. Te podrán correr por otras razones, mas no por ésta, y si lo hacen, entonces te hacen un favor porque no estabas en el lugar correcto.
Otra acción común que hacen las personas con tal de no perder su empleo es sobajarse. Prefieren recibir insultos o permitir que se les levante la voz para ser humillados de forma pública. Algunos más aceptan hacer funciones o labores que no les corresponden creyendo que quedarán bien con el jefe; este tipo de trabajadores prefieren hacer de todo, incluso denigrarse antes que defender su integridad.
Deciden soportar que los traten con la punta del zapato con tal de tener trabajo (muchas veces mal pagado) en lugar de buscar un lugar donde los valoren más.
¿Y si mejor emprendo?
¡No es tan fácil como se dice! Por el contrario, es difícil abandonar la comodidad de: tener un horario fijo, tiempos establecidos para descansar y comer, cobrar cada quincena y un largo etc. Emprender un negocio no es para cualquiera ya que no todos están preparados a pagar el precio por cumplir y obtener algo mejor de lo que se tiene actualmente.
¿Tienes que abandonar tu empleo para emprender y ser un gran empresario? ¡No!, no todos las empresas te roban el alma, no siempre hay jefes malos, no todos los salarios son irrisorios.
Conclusión
No tienes que soportar los abusos de nadie y mucho menos estar en un lugar que no te agrada con un salario del cual te quejas constantemente. No eres un árbol que echó raíces, si no te gusta donde estás, ¡muévete!
Los años que tengas la dicha de trabajar tú y nadie más que tú eliges si quieres que sean un infierno o sean los mejores años de tu vida.