El amor por un equipo se proyecta de diversas formas, no se trata de cualquier deseo, de un capricho temporal, lo quieres y estás con él en las buenas y las malas, lo puedes adorar más que a la novia. Riges tu vida y tu moda de acuerdo a lo que te va imponiendo cada temporada… Le lloras, le ríes, le gritas, le cantas, lo insultas, lo amas, pero vive en ti, en tu corazón, en tu alma y en algunos casos, en tu piel.
Más columnas de Germán DíazHampshire:
La mascota como pieza clave del merchandising deportivo
Activación de créditos, un recurrente del #marketing deportivo
Marketing y fútbol en tiempo de crisis, ¿qué hacer?
El tatuaje es una de las manifestaciones de amor eterno, imborrable, un recuerdo que perdura por siempre y actualmente un recurso mercadológico para diversas empresas patrocinadoras que ofrecen productos de primera calidad ligadas a determinado club, a cambio de poner a prueba la fidelidad de los aficionados por el equipo de sus amores, o “supuestamente” de sus amores, porque no es tan sencillo marcarse el cuerpo más allá de la sinrazón humana.
Pero, ¿cómo relacionamos el tatuaje bajo el concepto “below de line” dentro del fantástico mundo del sports marketing?
Tatuarse el logo de un equipo o el rostro de algún jugador no es algo implícitamente recurrente por los hinchas, por más grande que sea su fanatismo, a menos que se anteponga una marca y una excelente propuesta de por medio, que transforme tu vida, para que fluya en el ánimo de colocarte el Tattoo, incluso en las zonas menos inimaginables.
Existen varios casos de gran impacto y uno de ellos se dio a través de los Chiefs de Syracuse, un equipo de béisbol neoyorquino, perteneciente a las ligas menores, que realizó una efectiva estrategia de marketing para atraer la atención y el interés de sus seguidores en cada encuentro de temporada y consistió en otorgar entradas vitalicias a los primeros 36 fanáticos del equipo que estuvieran dispuestos a tatuarse el logotipo del club en cualquier parte del cuerpo. El interés generalizado tuvo un impacto sin precedentes en redes sociales, alcanzando a 922 mil 633 cuentas.
Recientemente un aficionado búlgaro del Manchester United demostró el incondicional amor hacia los Red Devils al tatuarse en la frente el nombre del club de Old Trafford. Pero el interés iba más allá, pues el fanático, quien se llama Zdravkov Levidzkhov, pretendía de esta forma cambiarse el nombre, ¿saben por cuál? Adivinaron, por el de Manchester United.
A principios de año, una fanática de los Seahwaks de Seattle de nombre McKenzie Jane Brown, demostró la fidelidad hacia su equipo al tatuarse en la cabeza el logotipo de la legión de los 12 hombres.
Pero afeitarse la mitad de la cabeza para grabarse la piel de por vida no fue solamente producto de un impulso amoroso hacia su equipo, sino parte de una estrategia mercadológica que condujo a la aficionada a realizarlo con tal de hacer realidad su sueño de acudir el Super Bowl. La mujer no ganó, pero ese imperante arrebato por conseguir el sueño, que aún gracias a las marcas se mantiene en pie, permite que Jane Brown lo intente de nuevo con miras al siguiente Super Tazón, incluso al grado de animarse a afeitar el otro lado de su cabeza.
