Los seres humanos somos seres sensoriales y nos gusta disfrutar de cada uno de nuestros sentidos al máximo; a tal grado que hemos desarrollado tecnologías que nos permiten exaltar o incrementar su capacidad, tal es el caso del telescopio, los binoculares, el megáfono, los audífonos, y más recientemente los Google Glass.
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En cuanto al campo de la mercadotecnia y la publicidad la tecnología ha avanzado a pasos agigantados y ahora nos permite nebulizar aromas para llenar el ambiente del “logo olfativo” de la marca; crear playlists personalizados, que se difunden por medio de internet en todos los puntos de venta; y proyectar digital signage (señales digitales) sobre video walls, que permiten generar ambientes dinámicos y simular paisajes increíbles, etc.
Con el tiempo seguiremos desarrollando tecnologías para alterar nuestros sentidos. Pero, ¿se imaginan que pasaría si tuviéramos algunos de nuestros sentidos tan desarrollados como los animales? ¿Qué tipo de estrategias de marketing sensorial podríamos crear?
Los animales fueron creados de manera perfecta: poseen sentidos super desarrollados que les ayudan en su entorno para cazar y subrevivir.
Estos son algunos de los sentidos más espectaculares que poseen los animales:
Ecolocación
Usada por los murciélagos, les permite usar los ultrasonidos para determinar distancias y espacios.
Sensores Infrarrojos
Las víboras poseen órganos sensibles que les permiten identificar el calor corporal de sus presas.
Detección de Feromonas
Las polillas pueden detectar feromonas del sexo opuesto hasta a 11km de distancia.
Percepción Ultravioleta
Algunos peces pueden ver rayos ultravioleta y distinguir especies que los seres humanos no detectamos a simple vista.
Visión nocturna
Los gatos disponen de membranas en sus ojos que reflejan e incrementan la luz.
Sensores Eléctricos
Los tiburones pueden percibir los campos eléctricos. De este modo localizan a sus presas aún cuando se encuentran camufladas.
Y todos estos sin mencionar el gran olfato y oído de los perros, la vista del águila, el gran gusto del pulpo y el espectacular tacto en las almohadillas de las patas de varios mamíferos.
No puedo ni imaginar el tipo de estrategias de marketing sensorial que tendríamos que crear si los seres humanos tuviéramos estos super sentidos.