El Street Marketing es una forma de provocar un contexto o ecosistema de consumo, en el que lo social, cultural y artístico, pasa por la creatividad que implican estas campañas.
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Ya se acabaron aquellos tiempos del flyer y los volantes, la gente quiere ser sorprendida por el arte de vender. Eso ocurrió con Marcel Duchamp, el representante artístico del dadaísmo que expuso un inodoro, cuya pieza original data del año 1917. Tal vez si el arte-objeto instalado en un museo hubiese querido vender alguna marca, se trataría de algo similar a lo que hoy pasa con el Street Marketing y las expresiones del arte pop relacionadas con la ampliación del consumo.
La venta en las calles se enfoca cada vez más a que parezca espontáneo lo que está completamente planeado bajo las leyes de la mercadotecnia.
En México, la librería Gandhi celebró su aniversario con una “cascada de libros”, una clara muestra de Street Marketing, escultura de la escultora española Alicia Martín, quien regó libros en cascada por países como Alemania, Austria, Colombia, y por su puesto, varias ciudades de España.
Las ventajas del marketing callejero es que entra en contacto social con el consumidor, permitiéndole ser parte del proceso al interactuar con el producto en el ámbito urbano.
Si se visualiza el Marketing Online o virtual con el Street Marketing que irrumpe en las calles como un performance, es que se puede imaginar que la publicidad habrá de crear un nuevo espacio, una dimensión meta publicitaria.
