En la era de la digitalización es cada vez más complicado posicionar una marca y lograr que sea elegida por los clientes. ¿El motivo? Las personas están siendo constantemente bombardeadas de información de firmas, productos y servicios, por lo que es difícil captar su atención en el mare magnum de promociones y anuncios. Esto ha provocado que algunas estrategias vayan perdiendo efectividad. ¿Qué se puede hacer ante esta situación? La respuesta puede estar en lo que se conoce como social sellling.
El social selling puede definirse como la utilización de las redes sociales, como Facebook o Twitter, para poder encontrar clientes, relacionarse con ellos, que conozcan la marca y finalmente poder acompañarlos en el proceso de compra, de acuerdo con datos de Luis Maram y de Social Selling.
El objetivo principal del social selling es captar la atención del público y generar engagement, para que una marca no tenga que vender un producto, sino que más bien este sea comprado por el cliente.
Tres son los ejes principales del social selling: el marketing de contenidos, el emocional y el relacional. Dicho en otros términos, en este tipo de estrategias generalmente se desarrollan contenidos, los cuales tengan como finalidad en mover las emociones de la gente para que se desarrolle una relación a largo plazo entre la marca y las personas.
Sin embargo, los contenidos que se hagan como parte de esta estrategia deben estar pensado de tal modo que consideren a público al que va dirigido, el contexto en el que se emitirán, el mensaje que se quiere dar y, de ser posible, el resultado que se espera obtener por medio de esta acción.
Básicamente una estrategias de social selling considera, en primera instancia, la definición del público meta. Posteriormente tendrán que elegirse las redes sociales en la que se desea implementar la acción. Posteriormente, por medio de publicaciones se tendrá que desarrollar y fortalecer el branding de la marca. Finalmente, es importante generar contenido original y llamativo para que llegue al público.
