Tengo varias teorías para la proliferación de este nuevo espécimen, comentaré las que me parecen más sólidas, pues de esta manera podré pasar por un buen ‘especialista’.
La primera de ellas es la que apunta a la gran cantidad de desempleo y subempleo internacional, lo que ha orillado a muchas personas a entronarse como sus propios jefes con oficinas virtuales y títulos de expertis imaginarios.
Otra hipótesis es la gran presión que fomentan las redes sociales , pues ahora todos gozan de perfiles curriculares extraordinarios, los que no son cantantes son bloggers, lo que no son expertos en mercadeo son analistas políticos. Bendita sea la época en la que nos tocó vivir, en donde la información es validada por la confianza de que decimos la verdad.
La última de mis teorías se basa en que las personas se están preparando con mayor frecuencia y ahínco, toman cursos, se enlistan en talleres y seminarios, toman posgrados y hacen diplomados, lo que al parecer los convierte en lo inmediato en consultores por arte de magia.
Carlos Salazar es un doctor colombiano al que tengo el gusto de conocer, dentro de las charlas que hemos tenido, me han surgido algunos apuntes que son de interés.
- La necesidad de filtrar entre los charlatanes y los que trabajan bajo esquemas de resultados.
- La importancia de empoderar a los asesores pues de ellos dependen las decisiones de las cabezas y altos mandos.
- La imperiosa necesidad de dotar de valores éticos a los consultores.
- Empadronar y clasificar a los expertos para así crear fuentes fiables para su búsqueda, así como las generaciones de cámaras y asociaciones para su agrupación.
En una próxima colaboración abordaré algunos puntos positivos de ser un consultor, mientras tanto, les dejo con este panorama que sin lugar a dudas debemos reflexionar desde el ramo que nos toca, pues tal vez estemos incrementando la cifra de mortandad de negocios al incluirnos en esta población de profesionales en crecimiento.
Si bien es cierto que no importa la cantidad que exista, pues los buenos serán siempre reconocidos, lo vital es que entre los timos de los que son objeto los que contratan servicios apócrifos, la desconfianza es un ingrediente que cobra fuerza y por tanto no deja un buen sabor de boca.
Tal vez estemos ante un momento decisivo para comenzar con la planificación familiar en el mundo de los asesores. ¿Cuál es tu opinión?
