Para explicarlo de forma más esquemática, podemos decir que los aromas son percibidos por nuestro cuerpo por las fosas nasales, en donde se encuentra la mucosa olfatoria encargada de recibir el olor o aroma, el cual será transportado por las fibras del nervio olfatorio hacia el bulbo olfatorio. Desde este Bulbo olfatorio el mensaje se transmite por dos caminos diferentes. Uno se dirigirá hacia el Hipotálamo (quien controla las respuestas vegetativas) y hacia el epitálamo (quien controla las respuestas somáticas); y el otro llevará el mensaje hacia el Hipocampo y la Amígdala. Una vez que el mensaje llega a estas zonas, se comienza a formar parte de un circuito en donde participan complejas estructuras cerebrales. Este circuito es nada más y nada menos que el sistema límbico y es el encargado de integrar el olfato, la memoria y las emociones.
Gracias a estos descubrimientos de la ciencia podemos afirmar que el olfato afecta nuestro estados de ánimo y recuerdos mas que cualquier otro de nuestros sentidos. Cuando los aromas son utilizados de forma correcta en mercadotecnia se pueden convertir en la herramienta más poderosa para crear emociones y experiencias y por lo tanto hacer lo que todo marketero desea: “lograr la venta y la fidelidad de marca.”