Invertir, construir y tener un bien inmueble es solo la mitad de la batalla, ¿qué sigue después para asegurar que el proyecto siga generando ganancias?
Los proyectos de bienes raíces son particularmente provechosos para las personas jóvenes. Si bien representan una inversión significativa, sus características hacen que con el tiempo puedan ir incrementando de precio. Además, hay algunos factores contextuales y ambientales que incrementan todavía más el valor del desarrollo. A eso hay que sumarle que, con una buena administración, pueden convertirse en una significativa fuente de ingresos a largo plazo.
En este sentido, existen tres cosas que pueden hacerse con un bien inmueble para mejorar el patrimonio. Primero, simplemente conservarlo para uso propio, ya sea un desarrollo de negocio o habitacional. Segundo, puede venderse directamente a algún otro interesado para obtener rápidamente de vuelta la inversión y una ganancia. Finalmente, está la posibilidad de rentar la propiedad y obtener un pequeño ingreso constante en el mediano y largo plazo.
Así pues, hay una pregunta importante que responder:
¿Cómo maximizar el beneficio financiero de un bien inmueble?
Todas las opciones tienen ventajas y desventajas. Conservarlo para el uso propio no se traducirá en una ventaja financiera directa. Por otro lado, venderlo inmediatamente puede ser una forma rápida de obtener una ganancia, pero se pierde la oportunidad de incrementar el potencial económico del bien inmueble. De acuerdo con Dimpha Cabello, broker owner de RE/MAX Savic en Interlomas, Estado de México, la solución debería de ser otra:
[Es mejor] conservar. Al final del día, es tener invertido tu dinero. Y las inversiones en bienes raíces suelen ser de las más redituables. Además, generalmente tienen buena plusvalía, lo cual ayuda a que tu patrimonio crezca día a día. [También], al conservar tu propiedad, tienes la posibilidad de arrendarla y obtener un ingreso extra.
Así pues, de esta manera, la mejor forma de maximizar el potencial económico de un bien inmueble es rentar. De esta forma, se puede obtener un ingreso constante a largo plazo. Y, eventualmente, si la persona se quiere deshacer de la propiedad, la puede vender al valor de su inversión, más la considerable plusvalía que se haya acumulado a través de los años.
