El precio, producto, plaza y promoción son los principales conceptos que forman parte del la mezcla de marketing. Sobre el primero de estos términos se han generado importantes estrategias y conceptos, entre los que destacan la elasticidad, el descremado y la sensibilidad, sobre la que te platicamos en las siguientes líneas.
Relacionado directamente con el concepto de la elasticidad, la sensibilidad de precios puede definirse como la variación de la cantidad de dinero que el público paga por un producto o servicio en función de distintos factores, como los costos, la disponibilidad en una determinada región o la cantidad de demanda, de acuerdo con información de sitios como Anix, Destino Estrategia y el portal electrónico de Francisco Torreblanca.
¿Cómo podemos comprender esto de modo un poco más sencillo? Si, por ejemplo, los costos de producción de un determinado producto aumentan, entonces es posible que el precio al público también se incremente. Otro ejemplo es cuando hay una sobreproducción de un determinado insumo, esto hará que la cantidad de dinero que se paga por dicho artículo disminuya.
Por supuesto, la variación en el precio de un determinado producto o servicio tendrá a su vez una repercusión en el volumen de ventas que hay del mismo, de acuerdo con datos de Destino Negocios. Si el precio de un artículo aumenta considerablemente, esto provocará que sea más difícil que sea adquirido por el público en general.
Según explica Crece Negocios, hay factores que provocan que haya una menor percepción en la sensibilidad de precios de un determinado producto. Algunos de los que menciona son la idea de la escasez (o singularidad), la comparación que se hace con otros insumos similares que están en el mercado y la calidad.
Por el contrario, hay algunas cuestiones que incrementan considerablemente la sensibilidad del precio, entre las que destacan que haya artículos sustitutos, que el precio sea demasiado elevado para poder ser pagado o incluso que el gasto sea mayor que los ingresos que tiene el clientes.