Existen muchos procesos y técnicas para explotar la creatividad, pero sin duda, uno de los primeros pasos consiste en conocer profundamente a la marca, principalmente su historia.
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Cuando uno se adentra en la historia de una empresa o marca, empiezan a salir esos secretos que pueden ser la base para poder contar una gran historia.
Sin duda todas las empresas han pasado por momentos tanto adversos como positivos y precisamente en esos momentos es cuando se empieza a forjar una personalidad.
Recordemos que en nuestra naturaleza humana está el llenar de personalidad a las cosas inertes, es por eso que de chicos platicábamos con nuestros juguetes y ahora que estamos un poquito más grandes, le ponemos apodos a nuestros autos o le hablamos bonito a la computadora para que se destrabe cuando decidió congelarse –por su personalidad caprichosa- justo antes de terminar el trabajo que obviamente no habíamos guardado.
Así que los consumidores siempre se van a sentir más a gusto relacionándose con cosas que emanen una personalidad sólida y empática. Cada vez que conocemos más la personalidad de alguien o algo, se construyen lazos afectivos más fuertes.
Uno de los ejemplos que más me gusta acerca de la personalidad es el de “Camión de la Basura” (@losbasureros). Una cuenta de Twitter de un camión de la basura, algo tan simple que pareciera que no tiene personalidad. Pues bueno, alguien creó la cuenta y ahora tiene más de 18,000 seguidores, constantes retweets, favs e incluso comentarios a su único tweet al día que simula el sonido del camión de la basura, que aunque empieza y termina igual, la parte del medio del tweet es la que puede hacer la diferencia.
Así que antes de empezar a utilizar procesos creativos, recomiendo pedirle a las marcas que saquen sus secretos, que nos cuenten de su historia, sus anécdotas y sin duda podremos encontrar elementos que nos ayuden a la hora de querer construir un discurso que conecte con el consumidor. Si un camión de la basura puede hacerlo, imagínense lo que puede hacer toda una empresa.