San Francisco primero me sorprendió cuando en el avión que llegué a la ciudad me regalaron treinta minutos de WiFi a más de 30 mil metros sobre la superficie. Recuerdo que mi primera reacción cuando me conecté en el vuelo fue taggear para agradecer a la compañía de aviación que me otorgó ese tiempo online , en este caso American.
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La sensación de conectarse en pleno vuelo no la recordaba desde que hice mi primera llamada desde un teléfono celular. Quizá el día de mañana mis hijos se rían cuando les cuente que me emocioné al conectarme por primera vez en un avión en pleno vuelo. Y lo que me gusta es esto, que una ciudad se deje conocer, que te reciba bien y cuando esto pasa, tu foco de inspiración renace.
Recomiendo mucho a quienes hacen mercadotecnia BTL, que caminen mucho por las ciudades que no conozcan, al hacer esto, los sentidos detectan mensajes que muchas veces perecen irrelevantes para los locales, pero que a los visitantes nos detonan ideas para replicar en nuestras localidades.
En ciudades como San Francisco, las oficinas de turismo, realmente son una industria y al no ser administradas por el gobierno, sino por cámaras de empresarios, hacen el trabajo efectivo de comunicar a la ciudad con quien la vive y con quienes la visitan.
Las ciudades son organismos vivos que se comunican con quienes las vistan y los viven, funcionan también como un detonador y concentrador de ideas inigualable. Cada vez que puedan, desconéctense y visiten una ciudad que no conozcan, seguro encontrarán cosas que puedan replicar y tropicalizar en sus ambientes locales.