A diferencia de otros años, el Vive Latino 2016 destacó por una mejora en la oferta al consumidor final. Desde la entrada, los asistentes podían recorrer los diferentes puntos de venta itinerantes que adornaban el Foro Sol.
Y en puntos estratégicos no podían faltar las carpas que destacaban por la palabra Merchandising y por la insignia Vive Latino. Ahí, la gente podía comprar playeras por 300 pesos, sudaderas por 600, gorras a 250, agua a 50 y cilindros en 200 pesos.
Pero la oferta no culminó con las carpas de Indio o bien del Grupo Cuauhtémoc Moctezuma, pues en esta ocasión diversos food truks y mesas de madera estaban a disposición de los consumidores con hambre.
Aquí la gente podía encontrar crepas, café, pizza, hamburguesas, helados, toda una gama culinaria, cuyos precios ociaron entre los 35 y 70 pesos.
No pudieron faltar los Doritos de a 60 pesos, o las paletas de Nutrisa de 30, pero tampoco las paletas de agua de 5 pesos, para los menos pudientes.
Vale la pena destacar que esta edición del Vive se caracterizó por la diversidad cultural, y eso incluye la divergencia de gustos, pero también de precios. Si bien hubo quien optaba por comprar una sudadera en 600 pesos, hubo quien prefirió una playera de 150 o un vestido de calacas en 300.
En tal sentido, podemos decir que la estrategia de Event Marketing y segmentación de este festival fue acertada toda vez que nadie, literalmente, pudo quedar excluido de la experiencia.