En diferentes etapas de nuestra vida, desde la escolar hasta la laboral, siempre habrá compañeros que serán recordados por sus comportamientos o su forma de ser. Por ejemplo, algunos por ser nerds, otros por ser los desmadrosos e incluso son recordados aquellos que su paso fue sin pena ni gloria; sin embargo, probablemente los más recordados y odiados serán los gandallas.
A estos individuos se les recuerda por abusar física o verbalmente de alguien indefenso. Una de las principales características de estos rufianes es ser en extremo flojas, pero que por alguna extraña razón su nombre aparece en los trabajos escolares o sigue perteneciendo a la nómina de una empresa.
Los gandallas habitan entre nosotros, algunos de ellos con muy buen camuflaje mostrando un lado inocente, actuando de formas sutiles; otros sí son descarados, aunque su fin es el mismo: salir beneficiados sin importar pasar por encima de los demás.
Lobo con piel de oveja
Te saludan, parecen personas amables, te ofrecen su amistad, se comprometen a “echarle ganas” cuando fallan, pero cuando se pone a prueba la fidelidad del vínculo que te une con este tipo de personas, fracasan excusándose con lo que sea. La culpa siempre será de otros excepto de ellos.
¿Qué los hace gandallas? Fallar no, pues todos fallamos; sin embargo, al darles el voto de confianza, al ayudarlos ante sus necesidades o al facilitarles X o Y cosas, jamás corresponden el favor.
Por ejemplo… un “amigo” te pide dinero prestado porque le urge hacer unos pagos. Tú siendo buena onda accedes y le das la lana que necesita. A los pocos días ves que anda de vacaciones, lo cual te destantea ya que supuestamente no tenía dinero para liquidar sus deudas, pero sí para irse de paseo.
Pasados unos días, te comunicas con esa persona para ver si te puede regresar tu lana ya que ahora tú la necesitas; no obstante, el bribón termina por indignarse dejándote de hablar sin haber liquidado la deuda que adquirió contigo.
El gandalla puro y duro
Este tipo de personas desde su forma de expresarse sabes que son unos verdaderos gandulfos. Cuando necesitan algo, en lugar de pedirlo, te lo exigen; les pesa mucho ser educados al momento de pedir un favor; todo lo quieren “para ayer”; te mensean si no sabes hacer las cosas, etc. Su precaria educación y nula empatía hacen insoportable a este tipo de personas.
Sé inteligente
¿Necesitas tolerarlos? Bueno, eso depende del contexto y tus fines personales/profesionales. Una cosa es ser manso y otra menso; no tienes que aceptar sus malos tratos, ni tampoco estás obligado a echarle la mano cuando lo requieren.
Aunque siempre será una buena sugerencia darles una cachetada con guante blanco. Quién sabe, podría ser que en un futuro esas personas acudan a ti por cuestiones laborales y tendrás la ventaja de manejar la situación a tu complacencia.
Recuerda, no se trata de ser vengativo sino de ser inteligente. Siempre piensa con la cabeza en frío antes de actuar.