Steve Jobs, Milton Hershey, J.K. Rowling, Michael Jordan, Van Gogh, etc. Grandes historias de éxito con enormes fracasos y en todas ellas encontramos algo en común: la habilidad de surgir de las adversidades de la vida, recuperarse y continuar en un camino significativo y productivo; mejor conocida como resiliencia. Autores como Amar Amar, consideran que es un proceso evolutivo que se tiene que promover en la infancia, puede llegar a impulsarse cuando uno es adulto pero sin duda un niño la desarrolla mucho más fácil. Sin embargo, hay quien aun siendo niño, le es imposible sembrarla. ¡Como todo! Hay que trabajar en uno mismo arduamente para poder ver al fracaso como un escalón más, aprender de él, e impulsarse con éste.
A diferencia de Amar, pienso que todos podemos ser resilientes, al final, es una decisión basada en un pensamiento, y como ya les he dicho reiteradas veces, nosotros podemos tomar el control absoluto de éstos.
Como emprendedor es imposible saber si las cosas te van a salir bien. Considero que quien llega a tener éxito es porque lo intentó tantas veces que en una le tuvo que pegar. El éxito no llega solo, por lo general viene acompañado de dolor, de frustración, de angustia, pero también viene de la mano de una gran tolerancia. Se calló, se lastimó, tuvo una pérdida, quizá lloró, sintió vergüenza, quizá se deprimió cuando las cosas le salieron mal, cuando lo rechazaron, cuando su empresa quebró; pero unos días después, se levantó, se secó las lagrimas, se quitó la pena y lo volvió a intentar y así hasta que un día llegó el éxito.
Es importante definir que el éxito no es el mismo para todos. Para muchos se concreta en cuestiones laborales, pero hay quien lo relaciona con la familia, el amor, etc. No importa la connotación, la fórmula para conseguirlo es nunca dejar de buscarlo. Y para eso la resiliencia será nuestra gran aliada.
Aquí te digo en qué trabajar para desarrollarla:
1. La creencia y aceptación del cambio
Son dos cosas diferentes, pero las explicaré en este mismo punto. La primera tiene que ver con nuestros pensamientos. Ya lo dije veinte veces, pero espero que entre más lo repita, más claro lo tengan. Los pensamientos son nuestro poder más grande y creer en uno mismo y en la capacidad para mejorar y cambiar es la herramienta más efectiva. Sentirte capaz de cambiar tu forma de ser, tus hábitos, tus pensamientos, los métodos que no te han funcionado, etc. Cambiar el paradigma, abrirte a nuevas ideas, procesos, modelos, es el primer paso. Parece ridículo pero hay gente que ni siquiera de eso se siente capaz. El típico “uff me encantaría pero yo no podría”.
La segunda habla de la flexibilidad que tengas para aceptar los cambios de la vida. La adaptación a los eventos mejor conocidos como “crisis”. El mundo está en constante cambio. Nunca está estable, la sociedad, la economía, la industria, la política, el ecosistema, etc., se modifica por un desarrollo hacía una evolución, pero ésta no sucede si antes no hay una ligera destrucción. La aceptación de estas transformaciones, es indiscutible para la resiliencia. Sólo piensa en todas esas empresas que tuvieron que crear modelos diferentes para ir con la corriente y adaptarse a las necesidades emergentes: Ebay, Netflix, Airb&b, etc.
2. Autonomía
Ya vimos lo importante que es para la realización de metas y objetivos. Tener la iniciativa de empezar algo, abrirte a un proceso creativo para hacerlo diferente, ser el líder de tu proyecto, ver las faltas y resolverlas y, tomar las decisiones difíciles cuando se necesita, es imperante para que puedas triunfar. Recuerda, quizá no al primer intento pero poco a poco irás logrando más.
3. Sentido del futuro
No se refiere a corto plazo, sino a muy largo plazo. La motivación que te da esa visión de ti consiguiendo ese sueño, es oro puro. Es un estimulante natural. Al tener esa imagen en tu cabeza consiguiendo lo que tanto quieres, genera neurotransmisores que te darán más fuerza y vitalidad para llevar a cabo las metas a corto plazo. Darle un sentido a las cosas no es tan fácil, mucha gente no puede. Un dato curioso es que la falta de motivación acerca del futuro, se ha encontrado en la mayoría de los delincuentes. Pues claro, su motivación es inmediata, a corto plazo. ¡Ojo! Tampoco te la vivas en el futuro pues eso puede generar estrés sino sabes como gestionarlo. Citando a un querido amigo: “el futuro nos asusta como si existiera”. Así que enfoca tus pensamientos y aléjalos del miedo.
4. La capacidad de racionalizar el pasado
Mucha, pero demasiada gente piensa que saber más de su pasado es más complicado. Abres puertas desconocidas y es difícil olvidarlas. ¡Claro! la consciencia duele, pero eso no significa que no ayude. De hecho, aquí funciona totalmente al revés; es importante saber exactamente qué sucedió en nuestro pasado para entonces poder analizar las circunstancias y darnos cuenta de los errores, sólo así podremos aprender de ellos y evitar cometerlos de nuevo. Podemos cambiar patrones, pues ya ubicamos cuáles son y porqué son, nos da la capacidad de deconstruir al conocer perfectamente bien los defectos de la estructura. ¡Ojo! También es importante mencionar que no podemos recurrir a éste para desmotivarnos. El “hubiera” sí existe, pero sólo para atormentarnos. Aprende a usar el pasado a tu favor.
5. Tolerancia a la frustración
Vivir esa imposibilidad de satisfacer tus deseos trayendo consigo una gran tristeza, abatimiento, decepción y aun así no quitar el dedo del renglón. Ser perseverante ante el rechazo o el fracaso. Construirnos un escudo contra las negativas, oír palabras de desaliento, sin ponerles atención y no claudicar. No permitir que pensamientos destructivos ajenos corrompan los tuyos. Entender que son situaciones temporales y no sumirlas como permanentes para no anular el proceso. La tolerancia es aceptar la postergación de nuestros deseos, entender que no vienen de forma inmediata, y no perder el ánimo y las ganas de conseguirlo sin importar cuanto tiempo nos tome.
Estos cinco puntos nos ayudarán a ser resilientes, a ser capaces de levantarnos después de haber caído, a tener una perspectiva diferente de los problemas y de las adversidades que la vida nos pone. El éxito será nuestro si dejamos que la resiliencia nos mantenga firmes y en pie. El éxito, sin importar si es un negocio, una familia, una carrera, una casa, una empresa transnacional, la fama, un libro, etc., será tuyo cuando empieces a creer que todo es posible y que no importa cuanto te tome, ni qué tan mal salgan las cosas antes. Tú sigue intentando con una visión y mente positiva, sin rendirte cuando te canses, sin claudicar cuando las cosas se pongan difíciles, sin pesimismos, no abandones, sólo restructura tus ideas, arma un plan diferente y vuélvelo a intentar.
La resiliencia se construye cada día, con cada decisión que tomes acerca de tus pensamientos, de tu perspectiva, de tu visión que irá construyendo tu futuro. Un futuro prometedor, lleno de éxitos laborales y personales, el futuro que tanto quieres, el que te debes, el que te mereces.
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