Un crecimiento muy importante vienen teniendo las tiendas de conveniencia y los formatos de minimarkets, que ya no solo están impactando al changarro, sino también a los mercados populares. Es impresionante ver la cantidad de puntos de venta que han crecido, con muy buenas ubicaciones y modelos de negocios que se adaptan más a las nuevas necesidades de los compradores.
Recientemente tuve la oportunidad de acompañar a un vendedor durante su ruta de trabajo, en donde tuve la posibilidad de observar y conversar con varios de sus clientes. Entramos a un mercado popular ubicado en el centro de la ciudad de Guadalajara, en donde el vendedor, como parte de su recorrido, tenía que ofrecer y vender sus productos. Uno de los clientes, al ver que le hacía varias preguntas, me dice “déjeme le platico por qué usted ve los pasillos tan vacíos. El producto que dejaron la semana pasada todavía lo tengo, no se ha movido, la gente ya no viene como antes. Una de las cadenas más importantes del país, puso una tienda que tiene un horario de atención mucho más amplio, con una muy buena variedad de productos, con promociones muy atractivas, con una mejor infraestructura y con precios más bajos que nosotros”.
Me comentaba que ellos inician sus operaciones a las 4 a.m. y están terminando el día entre las 4 y 5 p.m. La gente que viene a comprarnos son los que viven en los alrededores y que ya estaban acostumbradas a este tipo de negocio.
Solo hay que observar y preguntar. La mayoría de la gente que compra en este tipo de lugares son personas que viven al día y que tiene que esperar a que llegue la cabeza de la familia para ir a comprar lo que hace falta y poder sentarse a la mesa a cenar. Y a esa hora ya está cerrado el sitio donde compraban antes. Es ahí cuando se presenta un cambio hasta cierto punto obligado.
Cada día y en cada proyecto compruebo que es muy importante el acercamiento con el mercado y nuestros clientes – La Calle es muy chismosa –. Lo que hace algunos años probablemente fue un éxito, en la actualidad ya no lo es. Los tiempos cambian, los consumidores y sus necesidades cambian. Y, por lo tanto, los que estamos en el camino tenemos el deber de cambiar.