Después de escuchar tantas conversaciones en la vida digital que me rodea, hoy me hago una pregunta a mí mismo: ¿Son más los sentimientos positivos o negativos por lo que escucho y veo de contenido? La realidad es que la respuesta es que somos más los buenos que los malos. Hoy, existen muchos movimientos decadentes y destructivos en la realidad digital pero también se respira esperanza.
¿Qué esperanza hay en la vida digital para el futuro?
Seremos capaces de generar movimientos increíbles, insostenibles e imparables, capaces de sacudir de forma positiva la consciencia humana del futuro.
Compartiremos el mejor contenido relevante. Viajaremos a través de otros a partes que quizá de forma offline nunca hubiésemos conocido. Nuestro centro del mundo será más allá de un centro geográfico. Nuestro centro del mundo se moverá con la misma movilidad que viajan los contenidos fugaces online.
Mantendremos un acceso a lo mejor de lo mejor y con la mayor rapidez. En minutos entraremos a la información que en el pasado nos costó años llegar.
La comunicación fluirá de forma inmediata y por lo mismo las verdades sostendrán mejor a lo antes se veía como mentira.
¿Cuáles serán las sombras de la vida digital?
Como cuando la curiosidad mató al gato, de la misma manera, el sentido de pertenencia nos matará en vida. Seremos capaces de llegar a lo más bajo para mantener nuestro sentido de pertenencia. La vida digital y sus movimientos decadentes nos impulsarán a hacernos daño a nosotros mismos y a los que nos rodean.
Nos aislaremos y nos perderemos entre tantas realidades simultaneas y alternas. Perderemos la noción de la realidad online frente a la realidad offline.
Corremos el riesgo de perder la batalla y llegar a la autodestrucción social al perder al Yo Digital frente al de los otros. Lucharemos a muerte los unos contra los otros a través de “squads” o tribus digitales. Nadie ganará la batalla. Todos perderemos.
