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El coronavirus no solo afectó económicamente al país, también dejó secuelas importantes en el futuro de las políticas publicas, sobre todo en aquellas relacionadas con la alimentación.
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Como consecuencia las autoridades mexicanas están obligando a diferentes alimentos y bebidas a advertir sobre los altos niveles de calorías, azúcares, grasas o sodio que éstos contienen.
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De acuerdo a una investigación el nuevo etiquetado puede ayudar a promover el conocimiento nutricional así como aumentar la elección y consumo de alimentos más saludables.
El coronavirus no solo afectó económicamente al país, también del secuelas importantes en el futuro de las políticas publicas, sobre todo en aquellas relacionadas con la alimentación. La obesidad fue uno de los elementos de la sociedad mexicana que resaltó con la pandemia.
Como consecuencia las autoridades mexicanas están obligando a diferentes alimentos y bebidas a advertir sobre los altos niveles de calorías, azúcares, grasas o sodio que éstos contienen. Con este nuevo etiqueta, según información del Instituto Nacional de Salud Pública (ISNO) podrá prevenir a 1.3 millones de nuevos casos de obesos y ahorrar 1.8 mil millones de dólares en costos de atención médica durante cinco años.
Sectores en contra
Sin embargo esta decisión ha derivado en una discusión entre las autoridades y diferentes cámaras de comercio, un claro ejemplo es el testimonio del presidente de la Cámara de Comercio Servicios y Turismo en Pequeño (Canacope) de la CDMX, Eduardo Contreras, que al poco tiempo de anunciarse la entrada en vigor de la medida dijo ante medios que era mejor posponer el nuevo etiquetado para abril del 2021, porque seria complicado para los micronegocios que en pleno proceso de recuperación estas medidas estén a disposición. Éstas representarían un escenario de pérdidas económicas.
Otra organización que se levantó ante la medida fue el Consejo Nacional Agropecuario (CNA), que dijo que esta medida podría poner en peligro ingresos de 37 mil millones de pesos, en exportaciones. Por parte la Cámara Nacional de la Industria de Conservas Alimenticias (Canainca) afirmó que las pérdidas estarán aproximadas a los 6 mil millones de pesos.
“Esos 6 mil millones de pesos es lo que va a costar hacer el cambio físico del etiquetado, sin considerar lo que puede costar la propiedad intelectual para los dueños de las marcas”.
Sin embargo, la pregunta es obligatoria, ¿este nuevo etiquetado tendrá consecuencias en el consumo?
Consecuencias de consumo
Es difícil responder a esta pregunta, pero sin duda siempre funciona mirar las condiciones y el rumbo que han tomado medidas similares en otros países. El ejemplo es Chile, que implementó una actividad similar, un etiquetado frontal que muestra las propiedad de los productos.
Esta medida, en el mercado chileno, ha demostrado ser un reductor en el consumo de productos poco saludables. Ademas de ser un elemento importante, pues extiende las opciones de consumo para los clientes.
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De acuerdo a los resultados de un foro llamado “Amenazas sin sustento de la industria de comida chatarra contra el etiquetado frontal de advertencia relacionada con acuerdos internacionales”, se dijo que el etiqueta ha dado resultados en la reducción de este tipo de comida.
Durante el encuentro el doctor Eric Crosbie, de la Universidad de Nevado, dijo que las políticas de salud pública pueden ayudar a reducir las enfermedades como la diabetes, de acuerdo con la Federación Mexicana de la Diabetes en el 2016, se tenía un alcance del 10.3 por ciento en mujeres y 8.4 por ciento de hombres.
Estas opciones, según se dijo en el foro, puede ayudar a promover el conocimiento nutricional así como aumentar la elección y consumo de alimentos más saludables. Según este foro la implementación de esta medida, en Chile, ha demostrado ser un importante reducir en el consumo de comida chatarra.