La figura del Chief Executive Officer (CEO) que se traduce al español como Director Ejecutivo, se utiliza para hacer referencia a la persona que ocupa el puesto directivo más alto en la jerarquía de una organización. El COVID-19 obligó a los líderes a tomar decisiones bajo una presión considerable. Muchos CEO’s han operado como “Director de Crisis” al trabajar para garantizar la supervivencia de su empresa y gestionar el bienestar físico, mental y social de sus empleados.
Debido a que no existe una hoja de ruta para una crisis como de la que continuamos viviendo sus secuelas, los CEO’s han tenido que administrar en gran medida basándose en sus habilidades y rasgos de personalidad diferentes. Harvard Business Review se propuso entender qué sesgos en la toma de decisiones estaban trayendo a la mesa y cómo impactaron su toma de decisiones, en sus hallazgos obtuvieron los siguientes:
1. “El vaso está medio lleno” versus “el vaso está medio vacío”
Este representa a los optimistas (52 por ciento) y los pesimistas (48 por ciento), el primer grupo confiaba en los fuertes lazos de los fundadores para poder aprovechar las oportunidades comerciales durante la recesión, mientras que la mayoría de los pesimistas eran moldeados por el sentimiento de los consumidores sobre la incertidumbre económica, preocupados por la caída en la demanda del mercado y los ahorros por precaución.
2. Costos versus personas
Las crisis llevan a las empresas a reducir costos, acumular efectivo y endurecer los controles. La lógica es simple: cuando los mercados y los ingresos futuros son difíciles de predecir, las estrategias de expansión de márgenes son una apuesta segura. Pero esas medidas tienen un impacto directo en el bienestar, la motivación, la satisfacción laboral y la seguridad laboral de los empleados.
3. Pensamiento a corto plazo versus a largo plazo
Las reacciones repentinas son un riesgo importante durante una crisis. Los directores ejecutivos que se concentran demasiado en el corto plazo pueden tomar acciones que podrían dañar los negocios futuros. Aquellos que se concentran demasiado en el largo plazo pueden no abordar las necesidades comerciales a corto plazo que son esenciales para la supervivencia.
Como lo podemos ver, ser la máxima autoridad en la gestión y dirección administrativa en una empresa, organismo, asociación o institución no es cosa fácil, Great Place to Work México, la autoridad global en alta confianza y culturas de alto rendimiento reconoció la participación de los CEO’s de Los Mejores Lugares para Trabajar en México en la construcción de los más altos niveles de Confianza, tanto en lo individual como a nivel organización.
Porque en México hay talento, “quienes conforman este listado forman parte de la comunidad de líderes cuyo propósito es enaltecer la confianza, fortalecer la estrategia, cuidar a la organización y preservar su sentido humano”, aseguró Alma Rosa García Puig, CEO de Great Place to Work México. Además de reconocer su experiencia, carácter y habilidades que han permeado en la percepción de quienes les reportan directamente y de sus colaboradores a fin de hacer de la confianza una base sólida para mantener sus lugares de trabajo en estos tiempos de reto.
Para el reconocimiento de estos CEO’s se consideró el promedio de las posiciones obtenidas en el ranking FOR ALL y En Tiempos de Reto 2021, para seleccionar a las cinco mejores organizaciones por categoría. Además, se tomó el resultado del Trust Index individual (Credibilidad, Respeto e Imparcialidad) de cada CEO, considerando únicamente las respuestas de quienes les reportan directamente (mínimo tres respuestas), bajo la perspectiva del área, que evalúa directamente al líder.
