Por: Mark Alazraki
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Todos fuimos testigos de la desafortunada metida de pata de Enrique Peña Nieto en la FIL de Guadalajara. Hoy ya no es como ayer, las redes sociales han demostrado ser las observadoras ciudadanas más inclementes de todas.
Cuando Fox metió la pata confundiendo a Borges, los medios masivos de comunicación fueron sus más grandes críticos. En esta ocasión, casi ni se mencionó. Los ciudadanos fueron los que hicieron la nota y la labor de crítica; los medios de comunicación esta vez no comunicaron el hecho, comunicaron sobre la reacción de los ciudadanos. Lo que asusta hoy en día no es el hecho en si, si no el eco que este puede ocasionar.
Entrando en materia, ¿Por qué quiero ser Gandhi? Porque sin duda, después de lo sucedido, Librerías Gandhi sin pedirlo, es la protagonista de la historia. A la mayoría de los mexicanos nos gusta la campaña que nos invita a leer más. Es ingeniosa, sencilla, y constante. Basta ver los siguientes ejemplos para recordarnos el porqué nos gusta tanto.
Para nadie es un secreto que México no es un país de lectores y desafortunadamente, nos ventaneó un aspirante a la presidencia. A raíz del incidente y el de su hija Paulina, los hashtags #libreríapeñanieto y #soyprole explotaron en Twitter. Los famosos prosumers (la mezcla de los consumidores/productores) tomaron a Librerías Gandhi como su bandera. Aquí unos ejemplos:
Pues ¿cómo no? Una marca que pide que cambiemos nuestro país y nuestra realidad se convirtió en el mejor aliado de los indignados. Quiero ser Librerías Gandhi porque hoy me doy cuenta que es una Lovemark, Quiero ser Librerías Gandhi porque tienen una causa con la que los mexicanos nos identificamos. Quiero ser Gandhi porque el mensaje que mandan lo hemos escuchado. Quiero ser Gandhi porque a parte de Ogilvy, tengo otra gran agencia de publicidad y se llama México.