En un escenario donde las noticias nacionales viran hacia la fuga del Altiplano de El Chapo, el presunto distanciamiento entre la Primera Dama y Enrique Peña Nieto y ahora hacia el despido de El Piojo Herrera, vale la pena preguntarse cuál es el modelo de liderazgo que permea en la cultura mexicana, pues mientras empresarios como Mark Zuckerberg o Bill Gates son el máximo referente de personal branding en Estados Unidos, en México reina una crisis de liderazgo y legitimación de poder.
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La pregunta del millón que surge en medio de la coyuntura actual es ¿cómo un personaje como el Piojo fue despedido después de la agresión al comentarista Christian Martinoli y los responsables de la fuga del Chapo no tienen nombre ni caída?
Si bien, los mexicanos podrían tener dificultades para recordar quiénes son los candidatos que ganaron en las elecciones pasadas, incluso quiénes son los atletas que han ganado en justas deportivas, pero a personajes como El Chapo y el Piojo nunca los olvidarían. No se necesita ser un pambolero para saber quién es el Piojo Herrera, ni pertenecer a una célula del narco para saber que el Chapo tiene más branding que cualquiera, y que su marca, o lo que representa, va más allá de una frontera.
Hoy, los líderes que ocupan el imaginario colectivo de los mexicanos son este par. Por un lado, El Chapo es el reflejo de una carencia de justicia en el país. Sin embargo, también se trata de un personaje antagónico importante para una parte de la sociedad, por lo menos para los seguidores que agradecieron su fuga con una misa en la Catedral de Culiacán.
Y aunque Miguel Herrera, por otro lado, ya no es el director técnico de la Selección Nacional ni seguirá gozando de los casi 3 millones de dólares anuales que se le prometieron, no sería extraño que las marcas lo continúen tomando en cuenta como sponsor de las campañas publicitarias, pues sigue siendo una celebrity y un aparente héroe con gracia y reputación.
Ahí está el caso de Cuauhtémoc Blanco; cuando su edad le impidió seguir pateando el balón, Pepsi lo contrató y utilizó su salida de la cancha como parte del discurso de la marca.
Como fuese, hoy, el antagónico y el héroe son para bien o para mal los ídolos de los mexicanos.