Creo que si analizamos a profundidad tendremos 2 niveles de shoppers.
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Un shopper por definición, es aquel que tiene una “necesidad” que busca satisfacer con una compra. ¿Pero será la compra únicamente aquella que involucra una transacción económica?
Estamos muy acostumbrados a que así sea, pero en mi opinión, comprar no sólo se trata de obtener algo a cambio de dinero, o al menos, nuestro desembolso tiene un origen diferente. Y sí, hablo de lo emocionales que podemos ser y de cómo esto se convierte en shoppability.
Las redes sociales tienen un gancho fuerte hacia la gente en general que ataca insights muy poderosos que la mueven a la acción.
El primer nivel de shopper que veo es aquel que busca en las redes sociales un beneficio que en la mayoría de los casos es emocional.
Aquí algunos ejemplos.
Quienes pertenecen a esta red, la utilizan por diversos motivos: para mantener contacto con sus amigos y conocidos, estén lejos o no, para compartir lo que les mueve, como agenda de cumpleaños, para vender cualquier tipo de cosas y por qué negarlo, para estar informado de la vida de todos.
Como dicen, una imagen vale más que mil palabras, y esta red nos permite jugar al artista de la fotografía. Aquellos que la utilizan buscan expresarse con imágenes, pero a final de cuentas es una forma de conectarse con otros y pedir sus aplausos.
140 caracteres para decir lo que piensas, lo que sientes, lo que vendes. Esta red se basa en conseguir seguidores que estén interesados en lo que compartes. Muchos la utilizan para estar informados, muchos para informar. Pero al final, seguidores es igual a popularidad.
Spotify
Se ha vuelto una red social desde el momento en que se pueden compartir listas de canciones y que otros, con el mismo gusto, compartan esta pasión contigo.
Tinder
Aunque muchos todavía tienen sus reservas, esta red se ha vuelto muy popular ya que el ritmo de vida que llevamos en la actualidad, a veces no nos permite hacer contacto con otras personas de la manera tradicional. Probablemente aquí no se comparta demasiado, pues es algo parecido a un catálogo de personas que se evalúa a simple vista y con poca información para iniciar contacto. El poder del “dedo” para aceptar o rechazar a alguien con solo deslizar su foto hacia un lado u otro, es creo, algo que levanta el autoestima, sin embargo, muy en el fondo, lo que se busca, es contacto.
Hasta este punto, el shopper de redes sociales es un shopper de emociones. Al pertenecer a una red social, no está solo y el común denominador ha sido COMPARTIR.
Por esta poderosa razón, las redes sociales son populares en todos los segmentos de edad, género y estrato social. Mucho más poderoso aún es que la geografía y la distancia son temas sin importancia en la mayoría de los casos.
Pero en segundo nivel tenemos al shopper como target de las marcas en estas redes.
Somos un público cautivo, agrupado y bien definido, lo que beneficia a las marcas para conectar con nosotros en temas afines a nuestro perfil.
Así que desde este punto de vista, las redes sociales también funcionan para hacernos “comprar” productos y servicios… y hacer negocio con nosotros aprovechando lo emocionales que somos y las necesidades que nos inundan.
Mi conclusión es que, en cuanto a redes sociales, si lo llamamos soledad, no vendemos en lo absoluto, pero somos heavy shoppers de contacto, que es muy diferente. ¿Verdad?
