Hace algunos días la tecnología CoDi, aquella que permite el pago de productos y servicios a través de dispositivos móviles, llegó a todas las entidades que conforman el territorio nacional. Esto representa un avance en el sistema financiero y, al mismo tiempo, también implica otro paso más hacia la digitalización de los tipos de cambio. Esto nos lleva a pensar, por un lado, ¿hacia dónde va el dinero?; por otro lado, ¿llegará el punto en el que dejemos de utilizar billetes y monedas y sólo usemos bits de información para realizar nuestras transacciones?
Para responder la primera de estas preguntas habrá que dar un paseo por la historia del dinero y de los tipos de cambio para realizar transacciones. Sabemos que, en primera instancia, las sociedades prehistóricas utilizaron el trueque de productos para adquirir otros. Siglos después, hacia la séptima centuria antes de nuestra era, en la península de Anatolia (lo que ahora es nuestra actual Turquía), se acuñó la primera moneda, la cual resultaba ser una aleación de metales preciosos como el oro o la plata. Varios años después, dicho tipo de cambio tendría un valor más representativo, ya que las divisas no se harían con los materiales antes mencionados, sino que se comenzarían a usar otro como el níquel (como es el caso del peso mexicano), cuyo valor vendría respaldado por las reservas que se tenían de distintos activos. Finalmente, el giro de tuerca ha llegado con la economía fiduciaria: en un acto de fe, por decirlo de manera muy llana, se le da un valor arbitrario al papel moneda, como parte del pacto social que rige a una comunidad, en sí misma y de manera internacional.
En este acto de fe, se está empujando a que dejemos de lado los billetes y las monedas, cuya ruta de utilización puede pasar desapercibida en muchas ocasiones y esto puede prestarse para realizar distintas accion s ilícitas, como la corrupción. Su supresión representa una oportunidad para trazar de manera más clara cuál es la ruta que sigue y por cuales manos transita. Esto ha sido una de las principales motivaciones por las cuales en países como India se busca erradicar su uso.
Si bien es cierto que el uso del dinero digital ha permitido combatir la corrupción en países como India, lo cierto es que cuando no todos los estratos de la sociedad tienen acceso a la tecnología, se corre el riesgo de agrandar la brecha de la exclusión financiera, tal cual paso en el país oriental.
Sin embargo, México tiene la oportunidad de aprender de los errores de otros países al momento de buscar la digitalización del dinero, de tal modo que antes de dar dicho paso se garantice que todos y cada uno de sus habitantes cuenten con las herramientas tecnológicas necesarias para realizar dichas transacciones. De otro modo, se estaría obstaculizando a sí mismo para realizar dicha transformación.