El un inicio, cuando Dios hizo la luz, hubo una separación que hoy conocemos como BTL y el ATL. La división de estos dos estructuras tiene su origen en la mitad del siglo pasado. Estas dos grupos fueron importantes ya que de ahí dependían las estrategias comerciales para emprender las campañas a partir del presupuesto que destinaba la marca y desde luego las agencias. Costos que por cierto marcaron un antes y un después, pues había polémica en que si una campaña tenía que tener ciertos presupuestos elevados, o dependía más de la creatividad.
“El below the line es una estrategia de marketing que utiliza medios no masivos de comunicación. Estas formas no masivas se traducen en diferentes disciplinas o ramificaciones que están dirigidas a segmentos de mercado específicos”. El costo de Below the line es un término contable para los costos de producción necesarios para los siguientes rubros:
- Equipos
- Accesorios o materiales
- Efectos especiales
- Rentas
- Cuota de locaciones
- Personal
- Otros materiales y aspecto técnicos
Dichos materiales son necesarios a la hora de implementar activaciones, promociones y estrategias de las marcas. Por lo regular el “Below the line cost” se carecteriza por presupuestos bajos pero con una alta dósis en creatividad a la hora de aterrizar una campaña.
El “Above the line cost” (Costo por encima del límite), es un término utilizado por una compañía productor de comerciales, que se refiere a los gastos iniciales presupuestados para productos. El “ATL cost” describe todo tipo de publicidad realizada por un anunciante en medios masivos, y generalmente con contenido editorial. Es decir, televisión, revistas, cine, diarios, radio y exteriores.
Por lo regular el costo de esta estructura va destinada para:
- Productos
- Director
- Reparto
- Guionistas
Dichos costos se refieren al personal no técnico, osea sólo los elementos creativos como el trabajo de arte o diseño gráfico de la prodicción comercial.