Uno de los temas que más ha causado inquietud entre los mexicanos es el aumento en los precios de la gasolina que se experimenta desde el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, ex presidente de México, y que se ha mantenido durante la administración de Enrique Peña Nieto. Esta medida ha resultado impopular entre la población y distintos candidatos han sugerido bajar el precio del combustible. ¿Se puede hacer? Qué implicaría esto? Revisemos algunos datos importantes.
Tanto Ricardo Anaya Cortés (de la coalición Por México al Frente) y Andrés Manuel López Obrador (candidato de Juntos haremos historia) han comentado durante su campaña que bajarían el precio de la gasolina. El primero de ellos mencionó en el tercer debate presidencial que se podría lograr por medio de la reducción del Impuesto Especial sobre Productos y Servicios (IEPS). Por su parte, el segundo ha comentado que el combustible sólo subirá lo que crezca la inflación.
De acuerdo con medios como El Financiero, se estima que ambas medidas se pueden llevar a cabo; sin embargo, los precios de la gasolina se mantendrían de forma artificial y tendrían un impacto en las finanzas públicas.
Dicho, en otros términos, lo que explican medios como El Financiero es que cuando al no tener la fuente de ingresos recaudatorios que se logra por medio de la venta de la gasolina, el gobierno no podrá disponer de esos recursos.
Medios como Animal Político plantean la posibilidad de que el precio de la gasolina ha aumentado considerablemente precisamente porque el crudo de petróleo se exporta para ser procesado; posteriormente es comprado en forma de gasolina y es adquirido en dólares. Precisamente, la volatilidad la relación del valor entre la divisa estadounidense y la mexicana es lo que dificulta que precisamente se puedan bajar los costos del combustible.
Mientras que Andrés Manuel mencionó que una solución para lograr bajar el precio de la gasolina es la autosustentabilidad, por medio de la producción y refinación del petróleo, a través de la creación de nuevas refinarías.
Ricardo Anaya explicó que él no buscaría crear nuevas refinerías, sino que considera que la baja en el precio del petróleo representaría una oportunidad de transición para fuentes de energía renovables.