El regreso de la Fórmula 1 a México, después de 23 años de ausencia, avivó los ánimos de los aficionados del automovilismo que incluso contaban los días para escuchar el rugido de los motores en el Autódromo Hermanos Rodríguez.
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A todas luces el campeonato de automovilismo apuntó a ser un gran evento que beneficia a muchos: las marcas que vinculan sus estrategias de marketing al tema, los aficionados de la Fórmula 1 que buscan entretenimiento, las agencias contratadas por los anunciantes, y así podemos seguirnos.
Sin embargo, a pesar de que este evento dejará en México una derrama económica de 2 mil millones de dólares en cinco años, no todo es bello detrás de la Fórmula 1.
- Para la remodelación del circuito fueron derribados al menos 2 mil 500 árboles. A su vez, una parte del Autódoromo ahora funge como basurero.
- El presidente de la asociación Ecoactivistas de la Ciudad Deportiva, Elías García, informó que algunas canchas de fútbol fueron afectadas por el incesante recorrido de la maquinaria.
- La Corporación Interamericana de Entretenimiento (CIE), OCESA y Televisa son las más favorecidas del campeonato, ya que se quedarán con la totalidad del ingreso por boletaje y con todas las ganancias derivadas de la venta de alimentos, souvenirs y parte de los derechos de transmisión durante los tres días del evento.
- Desde la primera semana de octubre, las carpas de CIE donde se habilitó la zona de comedores y souvenirs, representaron un peligro para la cancha y pista sintética de atletismo.
- Los deportistas no tuvieron acceso a la Ciudad Deportiva para ejercitarse, pues prácticamente las instalaciones públicas estaban ocupadas por las tres empresas que el Gobierno del DF designó como responsables: CIE, OCESA y Televisa.