Del mismo modo que las personas se han preguntado si fue primero el huevo o la gallina, en la actualidad ha surgido una interrogante de un corte similar: ¿qué ha cambiado el ritmo de vida actual: las personas que buscan resolver sus necesidades de modo inmediato o el avance constante y vertiginoso de la tecnología? Lo cierto es que la gente vive cada vez de manera más celérico. Esto, por supuesto ha tenido un impacto en el modo en que los individuos compran, derivando en lo que se conoce como turboconsumidor.
El término turboconsumidor fue acuñado por el filósofo y el sociólogo francés Gilles Lipovetsky, quien a la persona que toma al tiempo como un factor fundamental para organizar su vida diaria y que además vive en una compulsión por hacer todo a contrarreloj, cada vez de modo más rápido, lo cual deriva en su consta agobio.
Prueba clara de que los consumidores nos hemos transformado en turboconsumidores son las estadísticas que tenemos sobre los hábitos de consumo de shopper cliente digital, en las que se nos explica que los clientes no están dispuestos a esperar más allá de unos cuentos segundos a que cargue un etail o un market place, por mencionar un ejemplo, aunque cabe mencionar que hay muchísimos más.
La llegada del turboconsumidor ha tenido un impacto considerable no sólo en el modo en el desarrollo del retail y el e-commerce, sino también en el comportamiento del shopper y el consumidor.
Como consecuencia, se ha desarrollado tecnología para que el proceso de compra sea considerablemente más rápido y que se pueda realizar mientras el cliente hace otras cosas: pagos con cashless, el internet de las cosas y la gran expansión el m-commerce frente al e-commerce convencional.
Tanto marcas como agencias tienen que aprender a responder y a adaptarse a las cada vez más rápidas necesidades de los clientes. Es importante también que el marketing BTL y el retail se transforme efectivamente a estas nuevas tendencias.