En cualquier empresa, ya sea de una marca o de una agencia, una de las piezas más importantes es el líder, la persona que más allá de estar a cargo de la parte de la organización y dirección de un equipo de trabajo (en términos empresariales), es la persona encargada de orientar a los colaboradores para que trabajen con un fin común y para que sean tan productivos como fuere posible. Sin embargo, hay ocasiones en las que se puede desempeñar inadecuadamente este papel, de tal modo que se transforma en un líder tóxico. ¿Qué significa este concepto y, sobre todo, cómo se puede evitar ser uno? En las siguientes líneas hablaremos sobre este tema.
De acuerdo con Ángela Montoya, un líder tóxico son los jefes que no sólo son negativos ante el trabajo y ante su equipo de colaboradores, sino que también pueden dañar seriamente el ambiente de trabajo y hasta la productividad.
Una de las cualidades que con mayor frecuencia se presenta en un líder tóxico es que no sabe comunicarse eficientemente con sus colaboradores, pero tampoco sabe escucharlos. Esto muchas veces puede generar problemas dentro del mismo equipo de trabajo.
Una consecuencia de la falta de comunicación en un líder tóxico es que son particularmente rígidos, es decir, no acepta el cambio y tampoco está abierto a escuchar e implementar nuevas técnicas o estrategias.
Pero, ¿cómo se puede evitar ser un jefe tóxico? Sin duda alguna, quizá una gran forma de evitar esto es por medio del desarrollo de habilidades de escucha y transmisión de ideas de manera efectiva, pero también de forma empática.
Delegar tareas también es otra de las acciones que pueden ayudar a no ser como este tipo de líderes, además de que establece y genera confianza con los colaboradores. Adicionalmente, el trabajo estará mejor distribuido.