Algunos animales y todos los humanos poseen un tipo de células conocidas como neuronas espejo que se activan al momento de observar a otro individuo o grupo.
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Como su nombre lo dice, las neuronas espejo reflejan el comportamiento de otras personas en nuestro propio actuar, es decir, hacen que imitemos la conducta de otros de forma inconsciente. Por ejemplo, a quién no le ha pasado que observa a alguien bostezar y bosteza también, o revisa el reloj porque ve a otros hacerlo. Las responsables de este fenómeno son este tipo de neuronas.
No obstante, las neuronas espejo realizan actividades todavía más complejas que se involucran directamente en el ámbito de lo emocional. Cuando miramos a otras personas realizar actividades que aparentemente les provocan satisfacción buscamos la forma de obtener el mismo placer y es aquí cuando entra el tema que a nosotros nos interesa, el marketing.
Actualmente existe una disciplina relativamente nueva conocida como Neuromarketing, que se encarga de estudiar el comportamiento mental de los consumidores para anticipar sus reacciones e identificar cómo dirigirse al público objetivo. Esta rama de la Mercadotecnia y la Neurociencia toma muy en cuenta a las neuronas espejo ya que son las encargadas de dictar parte importante de nuestras acciones.
Según el especialista Martin Lindstrom, las marcas deben utilizar las neuronas espejo para crear empatía con sus clientes y hacer que se sientan identificados con los productos. Las personas imitarán aquellas acciones que les generen bienestar y confianza y buscarán los productos y servicios que les ayuden a realizar esta tarea.
Lindstrom asegura que el éxito del iPod y del videojuego Guitar Hero se debe en gran medida a las neuronas espejo. Apple se ha encargado de generar status en las personas que usan sus dispositivos y cuando miramos a alguien disfrutando de su música a través de unos audífonos blancos sentimos las necesidad de satisfacer ese impulso, de pertenecer a un “selecto” grupo de personas que usan iPod.
Es necesario recordar que todo es un juego de percepciones, hay personas mucho más propensas a ser víctimas de sus propias neuronas y a otras un poco más difíciles de conquistar, pero la buena publicidad puede darles una ayudadita.