Una de las principales herramientas con las que cuenta el marketing directo es el emailing. Por medio de la esta técnica, es posible hacer una comunicación directa y personalizada con las personas que se encuentran en una determinada base de datos, para que se lleve a cabo una determinada conversión. Sin embargo, no todas los registros que se utilizan en este tipo de estrategias funcionan de la misma manera. Hay dos principales vertientes que debemos tener muy presenta la opt-in y la out-out. ¿Qué diferencia hay entre ambas? En las siguientes líneas platicaremos sobre eso.
Cuando una persona entra a un determinado sitio como un e-tailer o cuando alguien se suscribe a un servicio como Netflix o Spotify, llena un formulario con su información para completar la transacción. De este modo se le ingresa en una base de datos y desde ese momento se le hace llegar correos electrónicos con promociones o información que le resulta relevante.
Esto es lo que se conoce como opt-in, que consiste en que una persona se suscriba por propia voluntad a un boletín o a un sitio, con la finalidad de que le llegue información del mismo, de tal manera que hay una alta respuesta sobre el material que se le hace llegar.
Sin embargo, cuando se hace algún concurso en redes sociales o una encuesta, en la cual se le pide (previa aceptación de los términos contenidos en su aviso de privacidad) que deje su correo o alguna otra información, con los cuales se llena de manera manual la base de datos a la cual se hará llegar contenido. A esto último se le conoce como opt-out.
La desventaja que tiene el opt-out es que como las personas no están conscientes de lleno de la información que podría llegarles, hay una respuesta baja por parte de los usuarios, quien incluso podrían llegar a considerar a esos correos como spam.
