Una mascota corporativa ofrece la posibilidad de posicionar a las marcas a través de un personaje que encarne la esencia de las mismas. Integrar este elemento a la estrategia de branding puede ser muy favorable, ya que si se implementa de manera correcta, los consumidores podrían llegar a identificarse significativamente con las empresas.
Es una hecho que las mascotas pueden representar una eficacia que no surge de otras estrategias, ofreciendo los siguientes beneficios:
- Aumenta la interacción con los consumidores
Una mascota corporativa es un canal de comunicación con el cliente. Este elemento facilita la interlocución y ayuda a establecer relaciones incluso de carácter emocional con los consumidores.
Así mismo, las mascotas se vuelven un identificador tangible de las marcas, siendo un personaje que a través del cual se pueden crear historias.
- Genera reconocimiento de marca
Esta implementación también tiene la capacidad de transmitir los valores y convicciones de la empresa, asociando los productos con algo positivos, que tiene grandes fines. Del mismo modo, una mascota corporativa es la embajadora de las marcas, creando lealtad y siendo el referente que muchos de los consumidores tienen en mente.
- Mantiene un buen posicionamiento
Una vez que se ha logrado el reconocimiento deseado, las mascotas se encargan de mantenerlo y seguirlo aumentando. Siendo así, estos personajes generan una simpatía que transforma la imagen fría de las marcas en una proyección con mayor significado.
Las mascotas corporativas pueden ser incluso una herramienta educativa, a través de la cual las empresas puedan compartir mensajes enfocados a crear un nuevo conocimiento en los consumidores.
Estos personajes pueden garantizar el éxito para las marcas; no obstante, es de suma importancia considerar que una mascota corporativa debe apelar a las emociones, debe ser única y debe representar la naturaleza del negocio, con el fin de crear los efectos esperados.