Hace un par de semanas estuve viajando a un municipio para realizar un estudio de mercado, dentro de la convivencia con el mismo sitio, tuve la oportunidad de presenciar varias acciones de BTL, a las que he nombrado publicidad alternativa no voluntaria, o como diría el Chavo del 8 “sin querer queriendo”.
La primera de ellas apareció en un puesto de gorditas fritas, las cuales son una delicia para los conocedores de las garnachas, son una fuente de calorías y un sitio sagrado para los amantes de desayunar o cenar una dosis alta de antojitos. La acción BTL se basa en la mezcla de una propuesta que solemos ver en los cajeros automáticos, las grandes tiendas, los antros y las iglesias de los pueblos.
Espero que ya tenga la respuesta, caso contrario le dejo la imagen para que disfrute del encanto de sacarle provecho a lo espontáneo de ciertas acciones que provienen de comerciantes que desean mejorar la oferta de sus negocios. Como puede ver la flecha estilo cajero con luces de cruz rematadora de templo, es una iluminación que no solamente decora, sino que avisa sobre la existencia de producto disponible, alerta sobre los horarios y difunde una estética bastante peculiar en el panorama de la ciudad.
Al regresar del estudio, decidí darme un mañana para desayunar a mis anchas, por lo que fui por un licuado a un mercado tradicional, al momento de la preparación (la cual dura algunos minutos), tuve tiempo para apreciar el trajín de estos comercios, lo que me permitió comprender que las ganas de salir adelante, siempre están presente en los mexicanos, pues desde muy temprano trabajan en muchas aristas con tan solo un par de personas y de recursos.
Frente al puesto de jugos, se encontraba un negocio de venta de pollo, algo muy típico de los mercados. Lo que no era convencional, era una pequeña acción que se le ocurrió a la dueña del local, pues como puede ver en la imagen, decidió colocar una serie de recetas que como base tienen el pollo. Sin lugar a dudas, la anterior acción, es un ejemplo de la genialidad que tienen algunas personas para relacionar sus productos primarios, con los consumibles finales que las personas desean.
Para cerrar la colaboración, quiero compartirles una última herramienta, la cual proviene de la diseñadora de modas Lili Luciano, la cual después de reinventarse y dejar atrás su marca Farben, decidió desarrollar su propia marca bajo una perspectiva muy diferente, pues a partir de la nueva versión de mexicanidad que integra la belleza del pasado étnico, con la propuesta de los materiales y formas actuales, se lanza al ruedo con mucho ímpetu.
Su propuesta se enfoca al segmento de los pequeños, descubrió que los padres están dispuestos a pagar para que sus hijos luzcan guapísimos, por lo que ha destinado su tiempo y colecciones en cristalizar una propuesta llena de color, texturas y distintivos identitarios. Se preguntará, en dónde se encuentra el BTL en todo lo anterior, la respuesta se basa en que Lili se aventuró en crear una colección inicial para bebes, seguido de una fuerte campaña en redes sociales, donde las mamás aparecían con sus pequeños muy en onda con la ropa de la diseñadora. Además de lo anterior, la creadora emergente, le apostó por la imagen de sus etiquetas, empaques y demás materiales, haciendo de cada uno de ellos, un panfleto publicitario.
En últimas fechas, Lilo, como se le conoce de cariño, ha sacado al mercado una colección para madres e hijas, por lo que continua haciendo un fuerte lazo con sus clientes, lo cual, sin lugar a dudas, es un BTL orgánico, prolongado y efectivo.
La publicidad involuntaria parece nacer del imaginario de las personas, es decir, de chiripa, sin embargo, es un recurso meditado y por tanto estratégico, es un pequeño destello que sobresale entre las ofertas parecidas, es una adorable manera de recordarnos la magia y frescura del BTL, pues se sustenta en ir más allá de la visibilidad, para convertirse en parte de la vida de las personas.
