Por:Â Arturo González Salas
Twitter:Â @Artglez
Las fechas pasadas ilustraron desde muchas aristas valores como el amor, la felicidad, la bondad y en términos comerciales le podemos llamar generosidad. Como ejemplos de la generosidad de las marcas podemos citar los descuentos de fin de año, liquidaciones y rebajas, rifas y sorteos, viajes, cambios de imagen personales y del hogar, puntos y dinero electrónico, artículos adheridos al producto, pagar 2 y llevarnos 3.
La generosidad empresarial es como un chantaje, es decir, se obsequia un beneficio a cambio de lealtad, mayor consumo o frecuencia, aunque también se ofrece para consumidores primerizos ante la marca, dándoles así la oportunidad de conocerla.
Sin embargo, los chantajes también tienen su razón de ser. Las mujeres especialistas en estrategias de negociación saben de las bondades de acorralar sutilmente para con nuestra propia conducta caer en sus cláusulas, mucho deben aprender las empresas de los encantos femeninos. La excepción de la regla es una mujer que utiliza este recurso de manera recurrente perdiendo así poder, de igual forma las promociones pierden fuerza al ser cotidianas.
Hemos librado otra época navideña, los consumidores con deudas y disgusto debido a productos que no eran lo que esperaban, servicios vacacionales que defraudaron su anhelado de diversión y descanso, juguetes que duran solamente el 25 de diciembre, miles de promociones que hasta las mentes más fuertes se vieron forzadas a aceptar.
A la par los empleados recibieron bonos extras por su trabajo anual, estos derechos laborales son un respiro para sus familias y una posibilidad de cumplir metas postergadas. Algunos gerentes organizan posadas o reuniones, rifan regalos y hacen intercambios. La generosidad empresarial parece tener poca inventiva al interior de las organizaciones.
Carlos Kasuga Osaka, director general de Yakult aborda este tema en sus conferencias, parafraseo la esencia de su mensaje: “debemos cuidar a nuestro cliente interno, pues de él depende que existan clientes externos satisfechos”.
Kasuga Osaka también señala la importancia del trato decoroso hacia nuestros proveedores, el ejemplo que recuerdo es del proveedor que viaja hasta nuestra empresa para entregar su factura y recibir a cambio un cheque, el contador no se encuentra y tiene que hospedarse en un hotel, al día siguiente la misma situación, regresa a su empresa sin cheque, con gastos y bajo un estado de enojo hacia la compañía. Los escenarios a futuro son retrasos de entregas de materia prima, envío de materiales por debajo del nivel solicitado y complicaciones que pueden llevar a la negación de la proveeduría .
Los orientales ven los negocios desde otra perspectiva, el honor siempre esta presente, así que la generosidad empresarial debe ser horizontal y vertical para que los resultados estén alejados de la simulación.
Iniciamos un año, según analistas económicos nos esperan grandes retos, le seré honesto, desde que soy niño escucho las mismas predicciones, así que las generaciones que habitamos el planeta tenemos el chip programado para aceptar lo que se avecina, lo que hace falta es una programación para responder a un enigmático 2012.
Para estar a tono le daré una promoción, un consejo, se lo escuché precisamente al Sr. Kasuga. Existen 4 pasos para llegar a ser un empresario de excelencia:
El bien ser,
el bien hacer,
el bien estar y
el bien tener.
El bien ser queda resumido a ser honesto, puntual y disciplinado. El bien hacer, a todo darle nivel de perfección. Una persona que da a la familia y a la empresa más de lo que recibe, llega al tercer punto, el bien estar y, una vez que se tienen estos tres puntos, tarde o temprano se lograr el bien tener.
A practicar, Feliz año nuevecito de paquete.