Los sistemas de lealtad y fidelidad se han establecido como un vínculo poderoso con el cliente, es una forma de incluirnos en una especie de grupo que cuenta con ciertos privilegios.
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Los principales privilegios que deseo precisar apuntan a los descuentos, los accesos previos o ingresos a zonas exclusivas, la venta o entrega de productos en lanzamiento, la participación en sorteos y concursos, el envío de información, y claro, la distinción de destacarte entre los demás.
La mayoría de los sistemas de lealtad se hacen identificar por medio de una tarjeta, es usual que nuestras carteras estén repletas de mínimo media docena de ellas. Un par provienen de los supermercados, una de la cafetería preferida, otro par de los cines, una trio de las tiendas departamentales, luego una orgia de tarjetas que incluyen, el gimnasio, hoteles, restaurantes, antros, librerías.
La lista puede seguir, mientras que nos llenamos de tarjetas, la idea era que acumuláramos beneficios, lo que debemos trabajar es en construir sistemas de lealtad respaldados desde los dispositivos móviles, en especifico desde el smartphone.
Debemos hacer asociaciones más estratégicas entre elementos que ya existen, por ejemplo, podemos emplear la credencial de elector, hacer una alianza con una empresa que ya tenga tarjeta de fidelidad y entonces sumarnos a los beneficios.
El problema de la fidelidad es que resulta salir siempre el postulado de la monogamia, como sabemos, la monogamia nos coloca en una postura de amar con firmeza, razón por la que comenzamos a sacar de la cartera esas credenciales que poco usamos, pues el verdadero trabajo de la fidelización, no solamante es entregar la tarjeta, en realidad es todo lo que envuelve el proceso, como se canjea o responde a la lealtad, así como la facilidad que la marca posee para comunicar los mecanismos a sus clientes.
La frase del titulo es parte de los enunciados coloquiales, le cambie un una palabra, en realidad es: “ni todo el amor, ni todo el dinero”, la realización a la que alude, es que en una relación, no es aconsejable entregarse por completo, pues a la larga se paga mal, o se termina por no tener en reserva un valor que ofrecer.
Este precepto aplica a las leyes del poder, de las negociaciones y de los matrimonios, los sistemas de fidelidad son un matrimonio, por tal motivo, procure establecer una relación contractual que sea transparente, amena y vigorosa.
¿Existe algún programa de lealtad que te guste?