Prácticamente a todos nos ha sucedido al menos una vez: llegan fechas como Navidad, el Día de la Madre o del Padre y Día de Reyes, entonces corremos a una tienda para realizar una compra de último momento. Entramos al punto de venta y empezamos a ver los productos que están en venta. Menuda sorpresa nos llevamos: lo que hay cuesta más de lo normal. ¿Por qué pasa esto? Revisemos algunos datos interesantes.
Una de las cuestiones que posiblemente le venga la mente al lector es que el encargado o el dueño de la tienda los subió deliberadamente para aprovechar que, en su desesperación, el cliente pague lo que sea (que esté dentro de los límites de su bolsillo), con la finalidad de no quedar mal en esas fechas especiales. Al ser más deseado, esto definitivamente eleva el valor de dicho bien y, por ende, su costo a la venta también se incrementa. Esta posibilidad, por más ventajosa y desleal que parezca, puede ser real.
Sin embargo, es posible que haya otra explicación, la cual tenga que ver con la elasticidad del precio. ¿Cómo es esto posible? Volvamos a nuestro retailer imaginario. Usualmente los productos del punto de venta vuelan en los días festivos. Al aumentar la cantidad de demanda de los artículos, entonces el precio tenderá a elevarse considerablemente.
Dicho en otras palabras, mientras menos productos haya y más sean las personas que deseen adquirirlos, el precio a la venta aumentará considerablemente. Esta es otra de las posibilidades por las cuales puede llegar a suceder esto.
¿Cómo evitar que la elevación del precio de los artículos en un día festivo nos afecte? La respuesta está principalmente en la compra anticipada. Revisar con tiempo las opciones, comparar precios y las cualidades con las que cuentan son de los productos que se quieren adquirir, no sólo nos garantiza el poder realizar una adquisición que cubra mejor nuestras necesidades, sino que también puede llegar a salirnos más barata.
