Soy un asiduo usuario de redes sociales, en cuanto sale una nueva ingreso con la felicidad propia de un niño con juguete nuevo.
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Recuerdo los albores con Messenger, luego el boom de Hi5, pasando por Myspace, hasta llegar al amor de mis amores, el Facebook, aunque para ser honesto le soy infiel con Twittter, Instagram, Hipster, Pinterest, Foursquare, Socialcam y LinkedIn.
Como muchos aseguran, las redes sociales han transformado nuestras conductas, algunos analistas apuntan a que la exposición potenciada a través de estas plataformas es un arma de doble filo, por un lado alienta la convivencia a distancia, por otro genera un individualismo cargado de exhibicionismo.
Es innegable el grado de narcisismo en el que se cae con el empleo de las redes sociales, algunos perfiles más que otros, sin embargo, como suelo decir: “No me pueden tachar de presumido, pues quien lo hace también tiene perfil”, “para eso abrí mi cuenta, si no qué fin”.
Los detractores de las redes sociales son una especie de nuevos cultos, me recuerdan a aquellas personas que en los noventas y a la fecha aseguraban no ver televisión, los actuales opositores de las redes sociales lo dicen con orgullo, pues según ellos, no han caído en las garras de tan adictiva exposición.
Es una realidad lo frenético que se convierte el uso de las redes sociales, como cualquier trastorno de ansiedad manifiesta, desesperación, conducta compulsiva y cambios de estados de ánimo. En el análisis del fenómeno me he dedicado a leer bibliografía, ser un cazador de artículos en revistas, periódicos y blogs, asisto a cuanta conferencia se pueda y lo principal, le dedico mucho tiempo al trabajo de campo.
En el tránsito del conocimiento que cito en el párrafo anterior, me topé con un espécimen de perfiles con características de voceros de marca, dedican el total de su tiempo en emitir comentarios relacionados al gobierno, comunican sobre avances tecnológicos, nos adentran a las tendencias de la moda, regocijan nuestro espíritu con frases e imágenes de superación, comparten sus viajes y fiestas.
Ser un portavoz sin sueldo tiene su razón en la lógica de que hay pasión, pues es el interés lo único que puede generar un espacio tan amplio a trasmitir datos y esperar a cambio más datos.
Les dejo unos consejos para que su andar por las redes sea más sabroso, pero estos consejos son solamente para los que eligen un tópico para abanderarlo.
1.- Conviértete en un personaje, visualiza las características que te describen como un líder de opinión, parte de ellas para interactuar.
2.- Nunca te salgas de los temas que abordas, aunque es un momento mágico cuando desayunas cereal, tal vez no es tan interesante como tu opinión sobre del Ipad mini (si tu perfil es el tecnológico) delimita tu campo de acción.
3.- Fomenta el dialogo con tus seguidores, de nada sirve un espacio de exposición sin que creemos publicidad uno a uno.
La columna casi concluye y tal vez se preguntará las razones por las que estoy abordando el tema, mi intensión es reconocer lo importante que son las personas y perfiles electrónicos en el desarrollo del BTL, respeto la decisión de algunos en resistirse a utilizar estas herramientas de contacto virtual, sin embargo, les pregunto ¿No seríamos muy tontos si al existir los medios para publicitar y publicitarnos no los estemos empleando?
Será un lujo contar con tu respuesta.