Ya sea por los canales que utilicen, el volumen de la audiencia a la que se dirigen o el formato que se apoye, las estrategias de marketing pueden ser muy diferentes entre sí. Habrá algunas (por ejemplo, el material OOH que se pone en las calles) que buscan llegar a un público amplio y que tienen como objetivo presentarse con el cliente; sin embargo, hay otras (como es el caso de el contenido de marca o el emailing) que buscan establecer una comunicación mucho más directa y personalizada con el cliente. Uno y otro caso pertenecen a lo que se conoce como push y pull.
Sin embargo, ¿por qué tanto marcas y agencias deben de apostar por trabajar con las estrategias pull y push de manera coordinada? Parte de la respuesta radica en que es puede trabajar en dos frentes: por un lado, se busca atraer a nuevos clientes; mientras que por el otro lado, se trabaja con los que ya se tiene.
La estrategias push y pull nos permite establecer dos tipos de comunicación, una, por así llamarlo; masiva, mientras que otra es considerablemente más segmentada, por lo que se establece un diálogo con la gente por dos frentes en lugar de sólo hacerlo por una parte.
Al trabajar con estrategias tanto push como pull se pueden generar campañas que sean 360 y, por lo tanto, que tengan un desarrollo considerablemente más integral. De este modo, es posible tener mejores resultados que cuando sólo se trabaja con alguno de los dos tipos.
sin embargo, hay que tener muy presente que si se trabaja con ambos tipos de campaña es necesario que el tono y el mensaje que se quiere dar sea el mismo, o sea, que esté unificado, para evitar algunas confusiones que podrían surgir cuando el cliente las vea.