Hasta hace algunas décadas, (debido en gran medida a la falta de herramientas para cuantificar resultados) muchos indicadores o no existían o simplemente eran complicados de contabilizar. No obstante, en la actualidad es posible realizar mediciones de una cantidad considerablemente amplia de KPI que nos ayudan a comprender mejor a nuestro público meta. Si bien, esto representó un gran avance en términos de mercadotecnia, la verdad es que también fue un gran reto para los mercadólogos, en el sentido de que hay demasiados registros de todo, por lo cual es relativamente sencillo naufragar en el mar de la información.
¿Cómo se puede evitar extraviarse entre tantos registros? Sin duda alguna, es necesario objetivos muy claros y definidos sobre qué es lo que queremos conocer de la gente y para qué buscamos obtener dichos datos. Esto nos ayudará a trazar las directrices que eviten que nos perdamos entre tantos registros.
Sin embargo, también es necesario tener una visión clara de cómo se puede aprovechar la información que se está obteniendo. Muchas veces, por concentrarse en los objetivos no podemos qué más provecho podemos obtener con dichos datos.
Pensemos en un caso muy común. Para conocer cuál es el desempeño de un sitio web destinado a contenidos se trabaja con Analytics, herramienta que, para comodidad de muchos, brinda la información de manera estructurada y procesada para que pueda ser analizada por el encargado del portal y el responsable del performance, quienes solo prestan atención a un par de métricas, pero que ignoran los cruces que se puede generar entre todas las gráficas que le brinda este portal. Aquí se está perdiendo una oportunidad importante para la empresa.
Siempre que haya la posibilidad hay que ir un paso más allá y visualizar que otros puntos importantes existen con la información que tenemos a la mano. Adicionalmente, habrá que tener la visión para saber cómo sacarle el mayor provecho al cúmulo de datos que se tiene y no sólo a una parte del mismo.