Más allá de lo que sólo ve el cliente, un retailer está compuesto por unidades de negocio. Aunque cada una de ellas tiene cierta independencia respecto al resto de las otras, lo cierto es que, en conjunto, conforman el punto de venta. Por este motivo es importante que exista una coordinación entre todas las áreas para cumplir con uno de los objetivos principales de una tienda: generar ingresos por medio de las ventas.
Es importante que entre las unidades de negocio de un retailer existan la misma comunicación, para que se perciba precisamente una idea de unidad. Desde la identidad gráfica hasta la los criterios de acomodo en los anaqueles deben estar homologados, para evitar que cuando un cliente pase de un pasillo a otro, sienta que está entrando en una tienda distinta.
Al estar bien coordinadas, las unidades de negocio pueden ser organizadas de modo estratégico para fomentar que los clientes transite por la mayor cantidad de pasillos que sea posible. De este modo se garantiza que las posibilidades de concretar una venta crezcan.
Cuando se coordinan las distintas unidades de negocio de un retailer se pueden organizar campañas en conjunto. Por ejemplo, se puede implementar una estrategia de precio, también se pueden destacar cuáles son los artículos más vendidos por medio del visual merchandising.
Otro de los motivos por los cuales es mantener una coordinación entre las distintas unidades de negocio de un retailer es quese pueden generar promociones, como el cross selling o el up selling, donde se ofrezcan artículos complementarios.
¿Cómo se puede garantizar una efectiva coordinación entre las áreas de un retailer? Quizá una de las maneras más sencillas y eficaces es realizar juntas con los líderes de cada área, para trazar un plan conjunto, tomando en cuenta la experiencia de cada uno de los encargados.