Ante un shopper que trata de ahorrar lo más posible, el número 9 en los precios resulta una táctica poderosa y con grandes beneficios para los retailers.
Hace un par de días analistas de la Bolsa Mexicana de Valores pronosticaron una baja en el consumo de los mexicanos que podría atribuirse a factores como caída en los salarios, menor dinamismo en el envío de remesas, incremento en las tasas de interés, aumento de la inflación y mayor precaución ante la incertidumbre de la economía interna.
No obstante, los minoristas trabajan en el desarrollo y ejecución de diversas estrategias que le permitan al cliente seguir comprando, sin afectar su bolsillo.
Y una de las técnicas que por años se ha mantenido debido a su poder de influencia en el shopper y su eficacia en hacer de un precio un ahorro es la famosa táctica del número 9.
Utilizarlo al inicio o término de una cifra es un de las estrategias más poderosas que le dan al retailer la oportunidad de llegar al inconsciente del cliente y hacerle notar que ese precio es mejor que los terminados en otra cifra o con un precio redondeado.
Pero ¿qué hace de este número un éxito al definir precios y enganchar al shopper?
Denota una oferta o precio bajo
Si un precio termina en número cerrado, por ejemplo en cero, difícilmente el cliente se enganchará con este precio dado que, psicológicamente, su percepción de esa cantidad refiere un precio mayor.
En cambio, si el costo del producto o servicio termina en .99 o.90, da la impresión de que ese artículo está en oferta o tiene un precio menor, lo que supondría un ahorro, aunque sólo sean 10 centavos o menos que eso.
Mayor número de productos adquiridos
Al representar un “ahorro” este número en cada precio, el shopper tendrá la idea de que el producto terminado en 9 es mucho más barato, por lo que procurará comprar mercancía con dichas terminaciones y así tener la seguridad de que en verdad hubo un ahorro en su visita al minorista, aunque no sea significativo.
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