Ciertamente, los avances tecnológicos no sólo están cambiando nuestro modus vivendi, sino también la manera en la que nos involucramos con las marcas y productos que consumidos todos los días. Un ejemplo de una herramienta que está transformado la vida de la gente es el internet de las cosas; sin embargo, también ha tenido un impacto considerable en el below the line. Por supuesto, en el pet marketing también ha adquirido una vital relevancia.
Si bien es totalmente cierto que en la actualidad, las nuevas generaciones prefieren tener una mascota a un hijo (motivo que ha fomentado poderosamente el incremento en las ventas de alimento para animales o de algunos otros artículos dirigidos a este tipo de consumidor tan especial), las personas también tienen estilos de vida cada vez más acelerados.
En consecuencia, las personas tienen más mascotas, pero menos tiempo para atenderlas como es necesario. ¿Cómo, entonces, se les puede alimentar y cuidar adecuadamente? Es aquí donde entra el internet de las cosas.
Una persona puede comprar un despachador de alimento que le indice o que automáticamente solicite más comida para la mascota una vez que se le ha terminado. Lo mismo puede pasar con el agua o con algunos otros insumos particulares para animales.
Así, las personas ya no estarían constantemente preocupadas de revisar cuándo se termina un insumo para las mascotas y cuándo deben adquirirlo nuevamente.
Al integrar el internet de las cosas en el consumo de productos animales, las marcas no sólo tendrán que enfocarse en mejorar sus artículos para que el decisor de compra (la mascota) los elija, sino que también tendrá que realizar estrategias de precio más competitivas para ser mostrado dentro de los rangos de precios que está acostumbrado a manejar el shopper.
Aún falta tiempo para que la transición se lleve acabo; sin embargo, tanto marcas como agencias deben comenzar a considerar opciones de estrategias para hacerle frente a dicho cambio.