Los políticos de este siglo 21 ya no son como antes. Y esto me intriga mucho. Los políticos son un espejo de la sociedad viva. Si estamos vacíos y vacuos (ósea más vacíos que vacíos) y son discurso, nuestros políticos exitosos serán así. Por acto reflejo. Cada pueblo tenemos el gobierno que nos merecemos. Y, sí, efectivamente el mundo en general está un poco cansado de una pandemia que nos devastó emocionalmente, y es necesario ponerlo en voz. Como audiencia y mercado de votos estamos cansados de los políticos, de sus discursos desgastados y que no conectan. En cambio, estamos eligiendo a nuestros gobernantes con la víscera. Con el estómago y la salud emocional desgastada.
Les apuesto una caguama (Cerveza mexicana tamaño familiar) que Donald Trump arrasará en las próximas elecciones de noviembre en EE.UU
No hay duda, el hecho de que un personaje te fascine no implica que lo admires. Para que no me cancelen. Siento una especie de fascinación por Donald Trump. Conecta muy bien con sus audiencias y les dice lo que quieren escuchar. Le habla muy bien a su tribu. Su voto duro es el ciudadano americano desesperanzado. Y ahora mucho más en la epidemia de salud emocional en la que vivimos después de la pandemia. Este mercado de votos cautivo de Trump, ha perdido muchos privilegios que antes tenían. Con la llegada de más inmigrantes los olvidaron, la salud pública no cubre sus necesidades básicas y se ven forzados a pagar varias hipotecas por emergencias médicas si no tienen resuelta su situación con un seguro privado eficiente. Por darles un ejemplo, una endodoncia (operación dental de complicación media) puede llegar a costar más de 2000 dólares. Y en Estados Unidos no todos tienen este dinero para pagar una emergencia médica como esa y ahora imagínense un gasto mayor como un cáncer. Por eso, esta gente está descontenta y por la inflación que sube y sube. Se ven obligados a tener más de dos trabajos y la calidad de vida se pierde. Por esto y muchas cosas más, vota con enojo, más que eso, desesperanza y encabronamiento.
Mariana Rodríguez es el símbolo de la aspiracionalidad norteña
Mariana Rodríguez, esa mujer treintañera de Monterrey, Nuevo León que es una especie de macro influencer esposa de un gobernador de su estado y que ahora incursiona en la política y aspira a ser alcaldesa de Monterrey, Nuevo León. Veo en su feed de Instagram filas hasta de 3 kilómetros para que les pegue una estampa o calcomanía en sus coches y hagan publicidad de sus promesas de campaña. Impresionante, porque cualquier político tradicional daría lo que fuera para tener ese magnetismo en esa magnitud. También les apuesto que ganará por más de 10 puntos el puesto político por el que aspira. Y si nos descuidamos, será gobernadora de su estado en un futuro, y si nos envuelve bien, próxima presidenta de México. Ya no importa la ideología, la retórica ni el discurso. Esta semana invité a mi video video columna a Gabriel Guerra Castellanos, uno de los mejores consultores de comunicación en América Latina para que nos ayude a entrar en el cerebro de los animales políticos de esta era, para saber a qué le tiramos y por qué votamos como votamos. Vean la entrevista aquí.
