Por: Arturo González Salas
Twitter: @Artglez
La corbata y la profundidad social que causa como elemento de la vestimenta masculina, son un apasionante caso de estudio de marketing político, más cuando estamos frente una prenda que llegó para quedarse. Los egipcios y romanos utilizaron algo similar, su nombre era focale, usado para preservar las cuerdas vocales de mujeres, personas con problemas de salud y oradores.
La corbata jugó un valor político en Francia durante el siglo XVII, donde los revolucionarios la llevaban negra, mientras los contra-revolucionarios se la ponían blanca. En el siglo XIX, los incroyables destacan por su elegancia, su principal representante es Lord Brummel, lo recuerdo muy bien por un artículo en GQ México, donde lo nombran como el precursor del concepto dandy. En el mismo siglo, comienza la difusión mundial del uso de la corbata, se homologa la moda y comienzan las expresiones que desean crear tendencia, es en esta centuria donde inician la diversidad de nudos.
El documento “L’Art De Se Mettre La Cravatte“, publicado en París en 1827 y atribuido a Honoré de Balzac, pone de manifiesto la importancia de esa prenda, con la descripción de 22 maneras distintas de anudarse la corbata.La vulgarización se la debemos a las universidades, en especial a los clubes o fraternidades, vemos desde entonces el uso de la prenda como distinción de pertenencia.
En 1924 Jesse Langsdorf utiliza una manera de cortar la corbata con el menor desperdicio posible de tela, se da a conocer como autor de este accesorio masculino tras patentar su invento. Desde hace algunos años el candidato o gobernante cuida su imagen pública, es verdad que con la ropa y gel no se gobierna, pero es realmente preocupante la imagen de personajes políticos que a todas luces evidencian su escasez de estilo.
Los ejemplos comunes son trajes fuera de temporada, puños largos, cuellos arrugados, zapatos sucios, cortes de cabello experimental y accesorios en abundancia. Las tendencias nos hablan de la construcción de imágenes libres del patrocinio de marcas, austeridad en elementos de moda reciente y la orientación hacia lo clásico. Es notoria la participación de jóvenes en la actividad política, es por ello que algunos estándares se han movilizado, permitiendo nuevas prendas y colores, pero a la vez exigiendo minimalismo.
La corbata es un elemento central en el retrato de cualquier hombre de negocios o política, pues al usarse correctamente envía un claro mensaje de poder.
En gobiernos y partidos políticos hemos visto la adopción de colores, bajo el yugo cromático entendemos el look de camisa azul y caqui para los panistas, las chamarras rojas en los priístas, los sobrenombres como ‘El Niño Verde’ para Jorge Emilio González.
La corbata no se excluyó del juego de hace siglos, en nuestros días también se forman bandos, como ejemplo la corbata roja del renacer del PRI con su prototipo impecable liderado por Enrique Peña Nieto, totalmente franquiciable. El mejor Alcalde del mundo con su corbata amarilla y su nueva novia, obedece más al afán de ser portada de Caras o Cosmopolitan, el marketing político se modifica en ocasiones para convertirse en un acto de histrionismo muy cercano a un reality show.
Los panistas han iniciado a renovar el azul, las corbatas azul marino se guardan y comienzan a tornarse en tonos más claros, al parecer se requiere frescura y algunos han entendido el propósito. Aunque no me resultará extraño que el candidato de Acción Nacional este libre de nudos y en lugar de corbata use un collar de perlas.
Los invito a analizar la campaña de Bacherlí², firma que en el empaque ha colocado ilustraciones en la que nos enseñan con peras y manzanas a hacer diferentes nudos. Además adjunta un Código QR para descargar una aplicación de Blackberry para pertenecer a un grupo. El precio oscila de los 200 a 400 pesos, en él incluyen la estrategia de pertenencia e interacción. Su destino web pronto ofrecerá nuevas dinámicas en www.tiendabarchelo.com.
Recuerde, un hombre que no sabe anudarse su propia corbata, difícilmente podrá desanudar la maraña de sus ideas para ponerlas en acción.